Un Camino Conocido Solo por Dios

David Wilkerson (1931-2011)

“Por Jehová son ordenados los pasos del hombre, y él aprueba su camino” (Salmos 37:23). La palabra hebrea para “ordenados” en este versículo significa fijos o planificados de antemano. Dios no trabaja con un planificador de días. Él no planea nuestro camino con un día, una semana o un año de anticipación. No, él tiene un plan de vida completo para cada creyente. En el momento en que somos salvos, ese plan entra en funcionamiento.

¿Cuál es este camino planificado previamente? Jesús responde con mucha sencillez: “Yo soy el camino” (Juan 14:6). Cristo mismo es el camino a la gloria y a la vida eterna. Él nos conduce hacia nuestro destino final, y nuestro camino termina en sus brazos, en el cielo. El libro de Hebreos nos dice que Jesús ha “de llevar muchos hijos a la gloria” (Hebreos 2:10).

Sin embargo, lo que no podemos saber es la ruta específica que Jesús tomará para llevarnos allí. Ninguno de nosotros puede estar seguro de cómo será el resto de nuestro viaje. Ese camino es un camino conocido sólo por Dios. Toma mi propia vida, por ejemplo. He estado en camino a la gloria durante más de setenta años. En el camino, Dios me ha dado algunas metas, algunos sueños y algunas visiones, que he procurado; pero el Señor nunca me ha trazado todo el camino. De hecho, incluso después de todos estos años, no estoy seguro de adónde me llevará el camino mañana.

Cuando Jacob envejeció, él describió su propio camino hacia Faraón. “Los días de los años de mi peregrinación son ciento treinta años; pocos y malos han sido los días de los años de mi vida” (Génesis 47:9). La palabra hebrea para “malos” aquí significa aflicciones, dolores y adversidades.

Yo puedo identificarme con Jacob. Hay ciertos períodos de mi propio peregrinaje que no quisiera revivir. Por supuesto, alabo a Dios por todas las bendiciones y milagros que ha obrado en mí. Estoy agradecido por la fe que ha construido en mí a lo largo de los años. Sin embargo, si tuviera que revivir mi vida, me gustaría saber de antemano que todo saldrá bien. Sin embargo, esa no es la forma en que Dios obra. El camino de todo creyente es el de la fe.