En mis devocionales hace algún tiempo, encontré una porción de un sermón de William Bridge, predicado en el siglo XVII. Hoy me gustaría compartirlo contigo. Retrata un momento hermoso e íntimo entre el Salvador y una mujer que se sintió condenada, consignada a una vida de fracaso y desgracia. Es mi esperanza que tu corazón se aliente con la historia de fe y redención de esta mujer.
“Es esta fe de la que ahora estoy hablando: creer cuando todos los medios fallan y yacen muertos ante nosotros, eso honra a Dios especialmente lo que justifica el alma: es la fe que salva el alma de todos”.
“Te ruego que mires el séptimo de Lucas y lo consideres bien. Se dice en el último versículo: Jesús le dijo a la mujer: tu fe te ha salvado, vete en paz. Pero aquí no se menciona en absoluto de antes de su fe. Hay mención de su amor en el versículo cuarenta y siete. Te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho”.
“Hay una mención antes de sus lágrimas en el versículo treinta y ocho: Una mujer de la ciudad, que era pecadora, trajo un vaso de alabastro con ungüento y se puso a sus pies detrás de él, llorando, y comenzó a lavarle los pies, y los ungió con el ungüento”.
“Aquí se mencionan sus lágrimas, aquí se mencionan su generosidad y amor a Jesucristo. Y sin embargo, nuestro Señor y Salvador Cristo no dice así: Mujer, tus lágrimas te han salvado, vete en paz; mujer, tu arrepentimiento y tu humillación te han salvado, ve en paz. Él no dice: Tu amor por mí y tu generosidad hacia mí te han salvado, ve en paz, mujer”.
“No, pero nuestro Señor y Salvador vio una obra secreta de confianza en sí mismo en esta mujer, porque ella era una gran pecadora, y le dice: Mujer, tu fe te ha salvado, vete en paz”.