Tú no Puedes Cargar tu Propia Cruz

David Wilkerson (1931-2011)

“Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.” (Mateo 16:24). Sin embargo, Jesús no podía llevar su cruz solo, ¡y tú tampoco!

Puede sonar casi sacrílego sugerir que Jesús no llevó su propia cruz, pero esa es la verdad. Cuando Jesús llevó su cruz al Gólgota, estaba demasiado débil y frágil para llevarla durante todo el camino. Cuando llegó al final de su resistencia, su cruz fue puesta sobre el hombro de otro. Simón de Cirene se vio obligado a recogerla y llevarla al lugar de la crucifixión (ver Mateo 27:32).

¿Qué significa esto para nosotros? ¿Nuestro Señor nos ordenaría hacer algo que Él no podía hacer? ¿No dijo Él: “Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo” (Lucas 14:27)? Personalmente, me da una gran esperanza saber que Jesús no pudo llevar su propia cruz completamente solo. Me alienta saber que no soy el único agobiado a veces, incapaz de seguir adelante con mis propias fuerzas. Jesús sabía exactamente lo que estaba diciendo cuando nos llamó a "tomar nuestra cruz y seguirlo". Él conocía de antemano su propia cruz y que otro tendría que llevarla por él.

¿Por qué entonces nos pediría que llevemos una cruz que él sabe que pronto nos aplastará contra el suelo? Hay una verdad escondida aquí que debemos descubrir, una verdad tan poderosa que podría cambiar la forma en que vemos todos nuestros problemas y heridas.

Dios sabe que ninguno de sus hijos puede llevar la cruz que cargan cuando siguen a Cristo. Queremos ser buenos discípulos negándonos a nosotros mismos y tomando nuestra cruz, pero parece que olvidamos que esa misma cruz un día nos llevará al final de nuestra resistencia humana. ¿Jesús nos pediría a propósito que tomemos una cruz que él sabe que agotará todas nuestras energías humanas y nos dejará postrados indefensos? ¡Absolutamente sí! Jesús nos advierte: "Separados de mí nada podéis hacer" (Juan 15:5). Entonces él nos pide que tomemos nuestra cruz hasta que aprendamos esa lección. A esto se refiere la Biblia cuando dice que su poder se perfecciona en nuestra debilidad.