“Después el rey de Asiria envió contra el rey Ezequías… al Rabsaces, con un gran ejército… contra Jerusalén” (2 Reyes 18:17). Los asirios representan las "guías de la prosperidad" de hoy. El diablo desfilará con su ejército alrededor de tus muros, personas que son poderosas, hermosas y aparentemente exitosas en todo lo que emprenden. Cuando los veas, te sentirás amurallado como un prisionero.
El primer truco del hombre de pecado es cuestionar el compromiso del creyente de confiar plenamente en el Señor. Rabsaces, cuyo nombre significa "enviado borracho", era el embajador del rey. Se burló de los piadosos, diciendo: “¿Qué confianza es esta en que te apoyas? Dices (pero son palabras vacías): Consejo tengo y fuerzas para la guerra. Mas ¿en qué confías, que te has rebelado contra mí?” (2 Reyes 18:19-20).
Satanás luego toma otro giro; te dice que Dios es el que está detrás de todos tus problemas. El mensajero de Asiria afirmó: "Jehová me ha dicho: Sube a esta tierra, y destrúyela" (2 Reyes 18:25). Satanás tratará de convencerte de que Dios se está desquitando contigo, que está enojado contigo. ¡Esta es su mentira más astuta! Hacerte creer que Dios te abandonó y te entregó a los problemas y al dolor. Quiere que pienses que todos tus problemas son a causa del castigo de Dios por tus pecados pasados. ¡No lo creas! Es Satanás queriendo destruirte.
Nuestro Señor es un libertador, una fortaleza. Isaías dijo que él viene “a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya” (Isaías 61:3).
No, querido santo, no serás derribado. Simplemente estás bajo ataque, siendo bombardeado por las mentiras del enemigo porque has puesto tu corazón verdaderamente en confiar en el Señor. Satanás está tratando de destruir tu fe en Dios.