Sanando Huesos Rotos

Jim Cymbala

Pablo escribió: “Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo” (Gálatas 6:1-2).

Bien, aquí es cuando alguien ha cometido un pecado externo. No se trata de ir por ahí buscando reprender a todos porque pensaste haber visto algo malo en ellos. Crecí por un corto tiempo con ese tipo de cosas, realmente orgulloso de la 'espiritualidad'. Una persona no ha hecho nada exteriormente, pero hay personas que se le acercan y le dicen: "Veo un espíritu de celos en ti. Te reprendo por eso”.

La otra persona dice: “¿Qué hice?”

“Oh, no sé, pero hay celos. Ahora trataré de restaurarte”.

“Oh no. no me restaures. Restáurate a ti mismo y aléjate de mí”. Pero este tipo de respuesta traería juicio, y tendríamos una gran competencia de reprensiones en nuestras manos. Todos reprendiendo a los demás por lo que perciben como un defecto. Deberíamos tener una gran dosis de humildad porque no somos tanto como creemos.

De lo que Pablo está hablando es de alguien atrapado en pecado abierto, y él ordena a los creyentes que lo restauren con gentileza. La palabra “restaurar” allí tiene el mismo significado que reparar un hueso. ¡Uno no amputa cada vez que algo se rompe! Recuerda, los creyentes son miembros del cuerpo. Estamos hablando de un cuerpo. Cuando alguien cae en pecado, no te enojas con él. Si me caigo y me raspo la rodilla, ¿empezaría a gritar: “¿Qué te pasa, rodilla? ¡Amputemos esta rodilla!”. No. No hacemos eso. Cuidamos muy bien del miembro herido. Intentamos ayudarlos.

Pablo está diciendo que esto es lo que Cristo quiere que hagamos en la iglesia, y lo ordena a aquellos de ustedes que están viviendo por el Espíritu, ya saben, los creyentes maduros. Por eso escribió: “Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe” (Gálatas 6:10). Hermano y hermana, mejoremos en esta suave reparación de huesos.