Rindiendo Nuestros Planes a Dios

David Wilkerson (1931-2011)

“Cuando alzó Jesús los ojos, y vio que había venido a él gran multitud, dijo a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman estos? Pero esto decía para probarle; porque él sabía lo que había de hacer.” (Juan 6:5-6). Jesús llevó aparte a Felipe y le dijo: “Felipe, hay miles de personas aquí. Todos tienen hambre. ¿Dónde vamos a comprar suficiente pan para alimentarlos? ¿Qué crees que deberíamos hacer?"

¡Qué increíblemente amor de Cristo! Jesús sabía todo el tiempo lo que iba a hacer, pero el Señor estaba tratando de enseñarle algo a Felipe, y la lección que le estaba impartiendo se aplica a cada uno de nosotros hoy. Piénsalo. ¿Cuántos en el cuerpo de Cristo se pasan la mitad de la noche tratando de resolver sus problemas? Pensamos: “Tal vez esto funcione. No, no… Tal vez eso lo solucione. No… "

Felipe y los apóstoles no tenían solo un problema de pan. Tenían un problema de panadería… y un problema de dinero… y un problema de distribución… y un problema de transporte... y un problema de tiempo. Junta todo, y tenían problemas que ni siquiera podían imaginar. Su situación era absolutamente imposible.

Jesús sabía todo el tiempo exactamente lo que iba a hacer. Él tenía un plan, y lo mismo es cierto para tus problemas y dificultades de hoy. Hay un problema, pero Jesús conoce toda tu situación. Él viene a ti y te pregunta: "¿Qué vamos a hacer al respecto?"

La respuesta correcta de Felipe hubiera sido: “Jesús, tú eres Dios. Nada es imposible contigo. Te entrego este problema a ti. Ya no es mío sino tuyo”.

La santa Palabra de Dios nos asegura: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” (Isaías 41:10). Descansa en esa promesa y luego clama en plena fe: “Señor, tú eres el hacedor de milagros y yo voy a entregarte todas mis dudas y temores. Encomiendo toda esta situación y toda mi vida a tu cuidado. Sé que tú no permitirás que yo me desmaye. De hecho, tú ya sabes lo que vas a hacer con mi problema. Confío en tu poder”.