Mi Corazón, ¿Critica o Discierne?

Gary Wilkerson

La crítica no es uno de los frutos del Espíritu. Ser crítico es para la gente que va al cine y le pagan por escribir cosas en los periódicos. Ser crítico o juzgar a otros creyentes es una mentalidad que solo te limita a ti.

Hay momentos en los que notamos que algo es diferente en los demás y entonces podemos volvernos críticos con personas o situaciones que no entendemos. Puedes encontrarte caminando en un espíritu que proviene de la ira, los celos, el egoísmo o el orgullo. Tomemos a los discípulos, por ejemplo. “Respondiendo Juan, dijo: Maestro, hemos visto a uno que echaba fuera demonios en tu nombre; y se lo prohibimos, porque no sigue con nosotros. Jesús le dijo: No se lo prohibáis; porque el que no es contra nosotros, por nosotros es” (Lucas 9:49-50). Cuando lanzas ese tipo de juicio sobre las personas, te lastimas a ti mismo tanto como a ellos.

Bueno, ¿qué hay respecto a discernir? La Biblia es clara acerca de esto también. “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo” (1 Juan 4:1).

Hay un juicio justo del que debemos hablar cuando se trata de teología, estilo de vida y prácticas bíblicas. “Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia. No seáis, pues, partícipes con ellos. Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad), comprobando lo que es agradable al Señor. Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas” (Efesios 5:6-10).

Un corazón que discierne puede tener una ira justa contra el mal, pero no es orgulloso como lo es un corazón crítico. Una persona crítica llama la atención sobre la oscuridad para hacerse parecer inteligente o admirable. Una persona que discierne ve algo que no está bien con Dios y no deja que ese mal pase libremente.

Cuando queremos hablar en contra de alguien o algo, primero debemos revisar nuestro corazón y ver si estamos criticando o discerniendo. La crítica está envuelta en orgullo, resentimiento o actitud defensiva. El discernimiento siempre tiene que ver con lo que agrada a Dios.