Libertad de la Esclavitud del Pecado

David Wilkerson (1931-2011)

La fe es algo que haces basado en lo que conoces. El conocimiento no significa nada a menos que se actúe al respecto. Considera este ejemplo. Los hijos de Israel recibieron la buena noticia de que Dios les había dado Canaán por patria. Sin embargo, esa información no habría significado nada para ellos si se hubieran quedado en Egipto como esclavos. La Biblia dice: “Por la fe [Moisés] dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible… Por la fe [Israel] pasaron el Mar Rojo como por tierra seca… ” (Hebreos 11:27, 29).

Los israelitas no marcharon a la frontera de Canaán, dispararon una andanada de flechas y esperaron que todos los ejércitos enemigos cayeran muertos. La tierra era de ellos, pero tenían que poseerla paso a paso.

Cristo resolvió el tema de la esclavitud al pecado al declararte emancipado de su dominio, pero tienes que creerlo hasta el punto de hacer algo al respecto. No es suficiente decir: "Sí, yo creo que Cristo perdona el pecado. Creo que él es el Señor. Sé que puede romper el poder del pecado en mi vida". Estás aceptando mentalmente lo que oíste, pero la fe es más que eso. La fe es dar un dar un paso en esa promesa de libertad y actuar de acuerdo a ella.

La Escritura dice: “Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos. Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe” (1 Juan 5:3-4).

“Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo. Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos” (1 Pedro 5:8-11).

Los creyentes vencen el poder maligno de este mundo a través de la fe. La verdadera fe es lo único que puede ayudarte a pararte con confianza contra los poderes de la tentación. El dominio propio es posible solo cuando, por fe, se acepta la verdad sobre nuestra libertad en Cristo.