Las Obras de la Fe Verdadera

David Wilkerson (1931-2011)

Hebreos 11 nos da esta imagen de Jacob en su vejez: “Por la fe Jacob, al morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyado sobre el extremo de su bordón” (Hebreos 11:21). ¿Por qué se representa a Jacob en sus últimos días en lugar de cuando estaba engañando a su suegro engañoso o luchando con un ángel?

Jacob sabía que su vida estaba a punto de terminar. ¿Qué hace Jacob al recordar los acontecimientos de su vida? Es movido a adorar. Mientras se apoyaba en su bastón, se maravilló de la vida que Dios le había dado. Jacob adoró a Dios en ese momento porque su alma estaba en reposo. Había confirmado la fidelidad de Dios más allá de cualquier sombra de duda. Ahora el patriarca concluía: “Nunca importó la batalla por la que pasé. Dios se mostró fiel a mí. Él siempre ha sido fiel. ¡Oh Señor, Dios todopoderoso, te adoro!”

Por eso lo vemos dando su bendición a sus nietos. Jacob sabía que Dios cumpliría su pacto con la nación de Israel incluso más allá de su propia vida. Su bendición a sus nietos, sus acciones, hablaban de esta fe. Había una razón por la que Dios quería este tipo de fe para Jacob y sus descendientes. Ellos soportarían la esclavitud, la privación, el peligro y el sufrimiento. Dios dijo: “Quiero un pueblo que no tenga miedo de la muerte porque saben yo que soy digno de confianza en todas las cosas”.

Dios quiere la misma fe en nosotros por sus promesas. Estamos llamados a caminar y actuar con fe en que él verá cada promesa hasta su cumplimiento.

Por eso Santiago escribió: “Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma” (Santiago 2:14-17).