La Navidad del Nuevo Pacto

Gary Wilkerson

Restaurar el verdadero significado de la Navidad va más allá de tener villancicos cristianos o escenas del pesebre en lugares públicos. ¿Cuántos de ustedes saben que pueden tener un pesebre en un juzgado o villancicos en un centro comercial y aún así ser una nación pagana? Algo más tiene que cambiar en nuestra nación; y no es solo lo externo sino lo interno.

Podríamos decir que "lo interno" es estar seguros de recordar al niño Jesús en el pesebre. Ciertamente, eso es parte de ello, pero quiero dar un paso más y decir que no se trata solo de recordar el cumpleaños de Jesús. Jesús no está en el cielo, caminando de un lado a otro, un poco preocupado y diciendo: "Hombre, estos tipos se están olvidando de mi cumpleaños. Estados Unidos solía darme un gran cumpleaños y todo se ve tan apagado".

No, a Cristo no le preocupa eso; y él no solo quiere que nos reunamos alrededor de un árbol de Navidad con nuestras familias y cantemos villancicos y recordemos que él nació. Es más profundo que eso. Él quiere que reconozcamos y entendamos la verdadera razón de toda su vida aquí en la tierra y, en última instancia, su sacrificio. Él vino para librarnos del pecado y ponernos en una relación correcta con Dios. Todos esos aspectos de lo que vino a hacer y a darnos es lo que celebramos en una Navidad del "Nuevo Pacto".

En el libro de Isaías, Dios dice: “En tiempo aceptable te oí, y en el día de salvación te ayudé; y te guardaré, y te daré por pacto al pueblo, para que restaures la tierra, para que heredes asoladas heredades; para que digas a los presos: Salid; y a los que están en tinieblas: Mostraos… No tendrán hambre ni sed, ni el calor ni el sol los afligirá; porque el que tiene de ellos misericordia los guiará, y los conducirá a manantiales de aguas” (Isaías 49:8-10).

Vemos en este versículo a Dios el Padre diciéndonos que va a enviar a su Hijo, Cristo Jesús. El pesebre, la historia de Belén, la historia de Lucas 1-2 es una historia en la que no solo celebramos un bebé, sino que Dios vino en forma humana con el propósito de revelarnos el Nuevo Pacto.

Esta temporada navideña, gracias a Dios por el Nuevo Pacto. Gracias a Dios por la libertad que trajo su Hijo Jesucristo. Agradezcan a Dios por la gracia, la libertad y la liberación.