Impedimentos para Crecer en Dios

David Wilkerson (1931-2011)

En Efesios 4:31, Pablo enumera las cosas que debemos quitar de nuestra vida si queremos crecer en la gracia de Cristo: “Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia".

No nos atrevemos a pasar por alto estos temas en la lista de Pablo. Si tú ignoras los problemas del corazón que Pablo menciona aquí, entristecerás al Espíritu Santo. Tu crecimiento se atrofiará y terminarás siendo un zombi espiritual.

Los primeros tres elementos de la lista de Pablo (amargura, enojo e ira) se explican por sí mismos. La amargura es negarse a soltar una vieja herida o perdonar una ofensa pasada. El enojo es una fortaleza de resentimiento junto con una esperanza de vengarse. La ira es la exasperación, ya sea un arrebato explosivo rápido o un ardor lento de indignación hacia alguien. La maledicencia son palabras maliciosas e hirientes para derribar a alguien.

Gritería es un arrebato repentino por nada, un alboroto innecesario, un ruido fuerte sin propósito. Hacemos un griterío cuando hacemos un gran problema de algo insignificante o provocamos una escena en lugar de tratar de ayudar o sanar.

El último elemento de la lista de Pablo es la malicia. La malicia es el deseo de ver sufrir a otra persona. Para muchos cristianos, la malicia significa esperar que Dios castigue a quien los hirió. Es un espíritu diabólico y generalmente está escondido en lo profundo del corazón.

Cuando Pablo dice: “Quítense de vosotros", no está hablando de una solución rápida. Está describiendo un proceso de crecimiento que lleva tiempo. A veces, es posible que no podamos deshacernos de estos males. Si nos arrepentimos rápidamente y nos comprometemos a arreglar las cosas con la persona, con el tiempo estos problemas desaparecerán. Al dejar de lado estos males, también se nos ordena: “Sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo” (Efesios 4:32).

El apóstol dice que debemos enfrentar esos pecados y cultivar estos frutos del Espíritu si queremos crecer en la gracia.