La Promesa de Dios a los Tentados

David Wilkerson (1931-2011)

Cada victoria que ganamos sobre la carne y el diablo pronto será seguida por una tentación y un ataque aún mayores. Satanás simplemente no se dará por vencido en su guerra contra nosotros. Si lo derrotamos una vez, redoblará sus fuerzas y volverá a por nosotros. De pronto, nos hallamos de nuevo en una guerra espiritual que creíamos que ya habíamos ganado.

Las Escrituras nos dicen: “Los sirios se pusieron en orden de batalla contra David y pelearon contra él” (2 Samuel 10:17). David se enfrentaba al mismo viejo enemigo, uno que pensaba que ya había derrotado. Es importante notar que David no estaba viviendo en pecado en este momento. Era un hombre piadoso que caminaba en el temor del Señor. Sin embargo, David también era humano; y debe haber estado terriblemente confundido acerca de lo que estaba sucediendo. ¿Por qué permitiría Dios que este enemigo viniera contra él otra vez?

¿Te has puesto en los zapatos de David? Muchos de ustedes han orado: “Señor, todo lo que quiero es complacerte, obedecer tu Palabra y hacer lo correcto. Tú sabes que ayuno, oro y amo tu Palabra. No quiero entristecerte nunca. Entonces, ¿por qué estoy siendo tentado? ¿Por qué estoy enfrentando esta misma batalla?”

Me pregunto si, en medio de su confusión, David recordó la promesa que Dios le había hecho un poco antes. “Desde el día en que puse jueces sobre mi pueblo Israel; y a ti te daré descanso de todos tus enemigos. Asimismo Jehová te hace saber que él te hará casa. Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino” (2 Samuel 7:11-12).

Mientras el diablo lanzaba todas las armas del infierno contra David, el Señor ya le había prometido que él saldría victorioso. En muchos de los salmos, David movió su atención del enemigo que se acercaba a las revelaciones de la misericordia de Dios. Esto es lo que Dios quiere para cada uno de sus hijos cuando el enemigo venga sobre ellos como un río. Él se acerca a ellos y les dice: “Te prometo que saldrás de esta situación. Puedes estar herido, pero ya te he hecho victorioso”.