Esperanza para los Quebrantados

Gary Wilkerson

Algunos de ustedes provienen de familias rotas y es posible que sientan ganas de preguntar: “¿Hay esperanza para mí?” Conocí a alguien no hace mucho, sus padres se habían divorciado y sus abuelos se habían divorciado. Ellos se preguntaban: “¿Podrá mi matrimonio salir adelante?”

Quiero decirte hoy que no importa de qué tipo de familia vengas, no importa qué tipo de historia personal hayas tenido, tú puedes ser el precursor de toda una nueva generación de personas que se pondrán de pie y servirán a Dios.

Kelly y yo somos amigos muy cercanos de una familia encantadora. Una vez, la esposa comenzó a contarnos su testimonio y nos quedamos impresionados.

Cuando ella era pequeña, su madre tenía algunas dificultades mentales graves y tenía ataques de ira y paranoia. Debido a esta condición, cosas extrañas hacían enojar a su madre; ella explotaría con esta niña que solo tenía cuatro o cinco años. La madre la metía en un armario y la dejaba allí todo el día en la oscuridad. Además de eso, su padre volvía a casa borracho muchas noches y había abuso físico en la situación.

Ella creció en ese tipo de ambiente hasta que conoció a Jesús cuando tenía 15 años. A ella no se le permitía ir a la iglesia, pero iba de todos modos, ¡alabado sea Dios! Comenzó a crecer en Cristo y a ser sanada de los años de trauma. Entonces conoció a un hombre maravilloso. Se casó con él y empezaron a tener hijos; y nosotros nunca hubiéramos adivinado su historia porque ella se veía muy sana emocional y espiritualmente.

Si te encuentras en una situación familiar difícil, no te rindas a la desesperación. Cuando Pablo estaba hablando de nuestra futura esperanza en Cristo, dijo: “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3:12-14).

No seas vencido. Date cuenta de que el poder del Espíritu Santo vive en ti y él te dará la autoridad para levantarte y ser renovado.