El Megáfono para un Mundo que Sufre

Gary Wilkerson

Yo nunca he conocido a alguien que tenga contentamiento toda su vida. Los 'paganos felices', personas que afirman estar enteramente satisfechas sin Dios ni religión, tienden a pensar: "Las cosas están funcionando bien en mi vida, así que estoy feliz". El problema es que esta es una felicidad superficial porque se basa enteramente en las circunstancias. Este tipo de felicidad nunca durará mucho y no puede soportar ningún tipo de sufrimiento.

En cuanto a los creyentes, siempre obtendremos esta santa insatisfacción, si buscamos activamente al Señor. Yo creo que esto es un don del Espíritu Santo. Mi abuelo, que era pastor y ministro, llamaba a esos creyentes los 'miserables del Espíritu Santo'. De hecho, oraba por los miembros de su familia y sus hijos, si llegaban al punto de contentarse tanto en la vida que sintieran que no necesitaban a Dios, que se sentirían miserables porque es entonces cuando tendemos a buscar a Dios. Ahora, algunas personas dicen: “Bueno, entonces, ¿no es Dios solo una muleta? ¿No es solo para las personas débiles y adoloridas?”

Todo el mundo está débil y herido. Negarse a enfrentar ese hecho es el epítome de la arrogancia. Todo el mundo es débil en algún área. Todo el mundo ha pasado por el dolor en algún momento de su vida. Todo el mundo ha soportado el dolor por una pérdida.

Hay personas oyendo en este momento que se enfrentan a la temporada más difícil de su vida, y pueden estar preguntando: “Oh, Dios, ¿por qué? ¿Por qué estoy pasando por esto? ¿Estoy maldecido? ¿Por qué no estoy siendo bendecido como los demás?” Bueno, quizás haya una bendición disfrazada en ese dolor. C. S. Lewis escribió: “El dolor insiste en ser atendido. Dios nos susurra en nuestros placeres, habla en nuestras conciencias, pero grita en nuestros dolores. Es su megáfono para despertar a un mundo sordo”.

Dios nos llama a través de nuestros dolores, diciendo: “Ven más profundo en tu conocimiento de mí. Acércate a mí. Aprende a depender de mí por completo”. En tiempos de dolor y dificultad, me veo hambriento de más de Jesús. Una de las cosas que también estoy aprendiendo al buscar fielmente a Dios en medio del sufrimiento es cómo continuar deseando a Dios también cuando las cosas van bien. Aún quiero conocerlo más cuando todo parece estar en su lugar. Ahí es donde verdaderamente hallamos gozo indescriptible.