El Grande y Glorioso YO SOY

David Wilkerson (1931-2011)

Le pedí al Espíritu Santo que me diera una descripción de fe de un párrafo, para que los muchachos de nuestro centro de rehabilitación Teen Challenge pudieran entenderla. Tengo un libro en mi biblioteca que usa más de trescientas páginas para definir la fe; y nunca lo entendí. Francamente, tampoco creo que el hombre que lo escribió entendiera la fe.

Moisés una vez hizo las mismas preguntas que nosotros hacemos: “¿Quién soy yo? ¿Quién es Dios? Descríbelo”. Dios respondió a Moisés en dos palabras: “Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros”. (Éxodo 3:14). Según el pensamiento moderno, Dios se simplificó demasiado a sí mismo.

¿Te imaginas a Moisés diciéndole a la gente cuando le preguntaban: “¿Quién te envió?” que “YO SOY me envió”?

¿YO SOY quién? ¿Qué necesitas? ¿Liberación? YO SOY liberación. La fe es Dios diciendo: “YO SOY” y mi respuesta que “ÉL ES”. La fe simplemente acepta la descripción que Dios hace de sí mismo. Dios dice: “Te estoy librando de la tormenta”. Yo digo: “Él me está librando de la tormenta”. La fe es tomar a Dios en lo que dice.

¿Cuál es la tormenta en tu vida? ¿Cómo la enfrentas? Pídele al Señor que te dé fe para creer. Pregúntale, pase lo que pase, sin importar las condiciones que enfrentes. Pablo lo escribió así: “No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:11-13).

Yo creo que en el momento en que la fe se apoderó de Pablo, él estaba satisfecho. Estaba en el centro de la voluntad de Dios y tenía la promesa de Dios. Él había orado hasta el final. No importaba lo que pasara a partir de ese momento; Dios había quitado el aguijón de la tormenta. Él también puede quitarte el miedo de la tormenta. ¿Lo dejarás? Dios no está a punto de dejarte hundir. Supera tu tormenta.