El Bueno Siervo y Fiel

Gary Wilkerson

A los escépticos les gusta venir a nuestras vidas y decir cosas así: “Oye, me encanta tu visión y pasión; son grandiosas. Pero ¿por qué arriesgarse? A algunas personas no les va a gustar. Probablemente tendrás algunos comentarios negativos. Puedes hacer que algunas personas se enojen mucho. Si ofendes a alguien, ¿por qué hacer lo que Dios te ha llamado a hacer?”

¿Por qué dar la mitad de tu dinero a los pobres, si tu familia dice: “Eso es hacer algo tonto”? ¿Por qué seguir adelante y seguir haciendo lo que Dios te ha llamado a hacer cuando podrías provocar la ira de los escépticos a tu alrededor? ¿Por qué?

Porque no estás llamado a agradar al hombre, sino a agradar a Dios. Vemos en la Biblia que "Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres" (Hechos 5:29). No estás aquí para hacer felices con tus decisiones a todos. Hijo de Dios, debes estar dispuesto a tomar decisiones difíciles que a veces van contra la corriente y son impopulares. Cuando tomes esas decisiones, no todos estarán de acuerdo contigo.

Algunas personas podrían decir: "¡En esta economía, iniciar tu propio negocio es la cosa más absurda!" Sin embargo, si Dios te ha dicho que inicies tu propio negocio, no miras la economía. No escuchas las voces de los escépticos a tu alrededor. No miras nada más excepto a Jesús y hacia dónde él te está llamando.

Ahora en esta economía le pediría a Dios dos veces, pero diría: “Dios, oh Dios, oh Dios, quítame cualquier residuo de ese espíritu para apaciguar al hombre. Dios, arranca mi corazón de esa actitud que dice: Quiero asegurarme de agradar a todos los que me rodean. Quiero asegurarme de que todos me den palmaditas en la espalda todo el tiempo”. No me importa lo que el mundo piense sobre este ridículo esfuerzo de fe en el que me estoy moviendo porque voy a obedecer a Dios y no al hombre”.

Teme la desobediencia y la desaprobación de Dios más que la desaprobación del hombre. Voy a escuchar su voz y quiero que diga de mí: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor” (Mateo 25:23).