Dios Obrando Pieza por Pieza

David Wilkerson (1931-2011)

El Antiguo Testamento está lleno del poder de Dios de obrar milagros desde la división del Mar Rojo, hasta Dios hablando a Moisés desde la zarza ardiente, hasta Elías haciendo descender fuego del cielo. Todos estos fueron milagros instantáneos. Las personas involucradas podían ver y sentir lo que sucedía. Son el tipo de milagros que queremos ver hoy, causando asombro y maravilla. Queremos que Dios abra los cielos, descienda a nuestra situación y arregle las cosas en un estallido de poder celestial.

Sin embargo, gran parte del poder de Dios de hacer maravillas en la vida de su pueblo viene en lo que se llama “milagros progresivos”. Estos son milagros que apenas son perceptibles a simple vista. No vienen con truenos, relámpagos o algún mover visible. Los milagros progresivos comienzan en silencio, sin fanfarria y se desarrollan de forma lenta pero segura.

Ambos tipos de milagros, instantáneos y progresivos, fueron presenciados en las dos alimentaciones de Cristo a las multitudes. Las sanidades que hizo fueron inmediatas, visibles, fácilmente discernibles por los presentes en esos días. Pienso en el hombre lisiado con un cuerpo tullido que de pronto tuvo un cambio físico externo para poder correr y saltar. Este fue un milagro que tuvo que asombrar y conmover a todos los que lo vieron.

Sin embargo, las alimentaciones que hizo Cristo fueron milagros progresivos. Jesús hizo una simple oración de bendición sin fuego, truenos o terremotos. Simplemente partió el pan y el pescado, sin dar ninguna señal o aviso de que estaba ocurriendo un milagro. Para alimentar a tanta gente, tenía que haber miles de raciones de ese pan y esos pescados, durante todo el día. Cada pedazo de pan y pescado era parte del milagro.

Esta segunda manera es cómo Jesús realiza muchos de sus milagros en la vida de su pueblo hoy. Oramos por maravillas instantáneas y visibles; pero a menudo nuestro Señor está trabajando en silencio, formando un milagro para nosotros pieza por pieza. Puede que no podamos oírlo o tocarlo, pero él está obrando, dando forma a nuestra liberación más allá de lo que podemos ver.

Puede ser que estés esperando un milagro. Estás desanimado porque las cosas parecen estar estancadas. No ves ninguna evidencia de la obra sobrenatural de Dios a tu favor. Es posible que estés en medio de un milagro en este momento y simplemente no lo veas.