Dios Conoce Cada Uno de Tus Dolores

David Wilkerson (1931-2011)

Recuérdate a ti mismo que Dios sabe exactamente cuánto puedes tu soportar y él no permitirá  que llegues a un punto de quiebre. Nuestro Padre amoroso dijo: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar” (1 Corintios 10:13).

El peor tipo de blasfemia es pensar que Dios está detrás de todo tu dolor y sufrimiento, que es el Padre celestial quien te castiga duramente, que Dios piensa que necesitas uno o dos decepciones más antes de que estés listo para recibir sus bendiciones. ¡No es así, para nada!

Es cierto que el Señor disciplina a los que ama, pero esa disciplina es solo por un tiempo y no tiene la intención de quebrarnos. Dios no es el autor de la confusión en tu vida. El enemigo a menudo trata de herirnos a través de otros humanos, así como trató de herir a Job a través de una esposa incrédula.

Tu Padre celestial te cuida con una mirada firme. Cada movimiento es monitoreado; cada lágrima es embotellada. Él siente cada uno de tus dolores y sabe cuándo has estado expuesto a suficiente acoso por parte del enemigo. Él interviene y dice: "¡Basta!" Cuando tu dolor ya no te acerca más al Señor y, en cambio, comienza a degradar tu vida espiritual, Dios interviene. Él no permitirá que un hijo suyo, que confía en él, se hunda debido a exceso de dolor y agonía en su alma.

Dios te sacará de la batalla por un tiempo. Él nunca permitirá que tu dolor destruya tu mente. Él promete venir, justo a tiempo, para enjugarte las lágrimas y darte gozo en lugar de duelo.

La Palabra de Dios dice: “Has cambiado mi lamento en baile; desataste mi cilicio, y me ceñiste de alegría. Por tanto, a ti cantaré, gloria mía, y no estaré callado. Jehová Dios mío, te alabaré para siempre” (Salmos 30:11-12). Dios fortalecerá nuestro corazón mientras atravesamos el dolor; y nos dará motivos para regocijarnos en su glorioso poder a su debido tiempo.