Convirtiendo Tu Ansiedad en Sanidad

Gary Wilkerson

Jesús no andaba con rodeos cuando hablaba del temor. Su mensaje central fue: "Yo, no tu miedo, estoy en control".

¿Son el temor y la ansiedad parte de nuestra composición dada por Dios? Curiosamente, sí. El temor nos alerta del peligro y la ansiedad es nuestra respuesta física a esas alertas. La vida desde el nacimiento hasta la tumba está llena de esos momentos. Mientras estuvo en la tierra, Jesús sintió la ansiedad de aquellos a quienes ministraba. Sus palabras sobre el temor fueron diseñadas no solo para calmarlos sino también para ayudarlos a crecer en su caminar espiritual.

Todos estamos plagados de miedo en un momento u otro. En mis años de juventud, la mayoría de las decisiones de mi vida estaban ligadas de alguna manera a mis temores. Sí, yo quería agradar a Dios, pero me enfoqué en mis propias expectativas y estándares para el éxito. Me impulsaba un poderoso temor al fracaso que a veces amenazaba con consumirme.

Tus temores pueden estar relacionados con una relación, dinero o una enfermedad. Es posible que sufras de depresión, o tal vez solo tengas una ansiedad general sobre el estado del mundo. No importa la batalla, Jesús nos invita a ver la vida a través de su lente divina. “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33).

La paz y la libertad del temor vienen solo cuando desconectamos nuestros corazones y mentes de los valores del mundo. Este es un acto consciente e intencional. Es interrumpir el flujo interminable de pensamientos acosadores para decir: “Señor, dame tu perspectiva, aquí mismo, ahora mismo. Ayúdame a soltar y ver que todo está bajo tu control. Te adoraré a ti, no a mis temores”.

Estar atentos a lo que se encuentra debajo de nuestros temores nos da pistas sobre lo que nos importa y, por lo tanto, lo que necesita ser ajustado. “Él tiene a todo el mundo en sus manos”, dice la canción. ¿Tu lo crees? ¿O estás sumido en preocupaciones y temores innecesarios?

Es cuando buscamos el rostro de Dios nuestro creador, cuando dirigimos nuestra atención completamente a él, que encontramos reposo y seguridad. “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado” (Isaías 26:3).