Afronta tu Prueba

David Wilkerson (1931-2011)

Si no tuviéramos conflictos, presiones o pruebas, nos volveríamos pasivos y tibios. El decaimiento se instalaría y nuestro templo quedaría en ruinas. Por eso el plan del enemigo contra nosotros es claro: Él quiere sacarnos de la batalla.

Encontramos todos nuestros recursos para tener fuerza para seguir adelante y poder sobre el enemigo en nuestras batallas espirituales. Ese día, cuando estemos ante el Señor, él nos revelará: “¿Recuerdas lo que pasaste en esa terrible batalla? Mira lo que lograste a través de ella. Todo quedó asegurado gracias a las batallas que ganaste".

El simple hecho es que Dios ha puesto su tesoro en cuerpos humanos. La Escritura dice: “Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados” (2 Corintios 4:7-8). El Señor te ha hecho un templo, una casa para que more su Espíritu, y tú tienes la responsabilidad de mantener ese templo.

Si te vuelves perezoso y descuidado, siendo negligente con el trabajo de mantenimiento necesario (oración regular, alimentarte de la Palabra de Dios, tener comunión con los santos), la decadencia se instalará y terminarás en la ruina.

Cuando miro hacia atrás en mis propios años de ministerio, recuerdo muchas veces cuando hubiera sido fácil para mí dejarlo todo. Oraba: "Señor, no entiendo este ataque. ¿De dónde vino? No veo ningún propósito en ello, en absoluto". Con el tiempo, comencé a ver frutos de esas pruebas; y esa fuerza y ​​riqueza espiritual me fueron suministradas de una manera que no podría haber logrado por ningún otro medio.

Como Pablo explicó a la iglesia primitiva: “Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” (2 Corintios 4:17-18).

Te insto a que afrontes tu prueba por fe y creas que Dios la ha permitido. Debes saber que él la está usando para hacerte más fuerte, para ayudarte a tomar el botín de Satanás, para convertirte en una bendición para los demás y para santificarte para su gloria.