¿Servir al Señor es un Aburrimiento?

David Wilkerson (1931-2011)

Dios no acepta el servicio a regañadientes de nadie. “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres” (Colosenses 3:23). "De corazón" significa con todo tu corazón, todas tus fuerzas, todo lo que está dentro de ti.

Pablo escribe: “Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad [sin disposición], porque Dios ama al dador alegre” (2 Corintios 9:7). El apóstol hace una doble aplicación de este asunto de dar; tiene que ver con nuestras ofrendas económicas y la entrega de nuestra propia vida a la obra de Dios.

Pablo escribió que la iglesia en Macedonia le suplicó literalmente que les permitiera levantar una ofrenda para los santos en sufrimiento y necesidad en Jerusalén. Estos macedonios eran tan enteramente entregados al Señor que dieron de su pobreza.

Si das solo porque crees que se te ordena o si siempre te preguntas: "¿El diezmo es un concepto del Nuevo Testamento o simplemente del Antiguo Testamento?", la actitud de tu corazón es totalmente incorrecta. Si das el 10 por ciento porque el pastor te lo pide, eso también está mal. ¡Nada de esto llega al tema del corazón de lo que significa dar!

Estoy sumamente convencido de pecado por este versículo porque muchas veces sigo con mi vida y ministerio sin el gozo del Señor. ¿Servir al Señor se ha vuelto aburrido, una carga para ti? ¿Es solo una carga que te deja mayormente triste y cansado? Dios no quiere que te quejes de tu carga; él quiere que saques esas cosas de tu vida aferrándote a su Palabra, que es tu chequera para sus recursos, ¡es la fe! Él está diciendo: “Ya he hecho provisión para ti. ¿Qué necesidad en tu vida es tan grande que yo no pueda suplir más de lo necesario?"

La palabra “alegre” en griego significa contento, feliz, tener un corazón ligero, disposición, gozo, estar lleno de hilaridad. Dios está diciendo: “Todo lo que hagas en tu trabajo por mí, ya sea intercediendo, adorándome en mi casa o buscándome en tu lugar secreto, ¡hazlo con alegría! Ten gozo y generosidad en todo: tu dinero, tu servicio, tu tiempo y tu vida”. Entregarnos a agradar a Dios, debe surgir de un espíritu alegre que está disponible para todos nosotros mediante una sencilla fe de niño.