¿Estás entre los 7.000?

David Wilkerson (1931-2011)

Sabemos que a lo largo de la Biblia, el número siete está asociado con el propósito eterno de Dios. Por lo tanto, yo creo que cuando Dios le dijo a uno de sus profetas: “Y yo haré que queden en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal, y cuyas bocas no lo besaron” (1 Reyes 19:18), simplemente denotaba a todos los que componían su remanente. Las personas que él aparta para sí mismo podrían ser 70 o 7 millones. Lo que importa es que están completamente entregadas a él.

Entonces, ¿cuáles son las características de este remanente? Estas son tres marcas definitorias.

  • • Un compromiso inmutable de aferrarse al Señor. Cada creyente del remanente ha tomado la firme decisión de nadar contra la corriente del mal. En algún momento, tienes que hacer un compromiso, y declarar: “No me importa lo que digan o hagan los demás. Yo soy del Señor. No me entregaré al espíritu perverso de esta era”.

  • • Una voluntad de identificarse con los pobres. Si bien la tendencia de la sociedad es asociarse con los ricos y exitosos, tú te alineas con la clase que sufre. La Escritura dice claramente: “el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad” (1 Juan 3:17-18).

  • • Una confianza en la esperanza. Los 7000 mencionados en 1 Reyes soportaron debido a su esperanza en un día venidero de liberación. Asimismo, la bendita esperanza de la iglesia es el pronto retorno de Jesús. Con un sonido de trompeta, toda maldad terminará. Nuestro Señor acabará con toda matanza de bebés, todas las perversiones flagrantes y todo genocidio étnico.

¿Estas tres marcas te caracterizan como parte del remanente santo de Dios? Si es así, Dios se gloría en ti, “Éste me ha dado su corazón. Él está enfocado en mí. ¡Ella es completamente mía!”

Debemos evangelizar, ministrar y trabajar mientras aún es de día. También debemos vivir con la esperanza de que el Rey Jesús viene y que traerá consigo un mundo nuevo. Un día, él gobernará desde su trono eterno. Esta es la gran esperanza de los 7.000.