CUANDO JESÚS SE HACE NOTORIO

David Wilkerson (1931-2011)

El profeta Isaías habla de la iglesia justo antes del regreso de Jesús. El pueblo de Dios no se mostrará frágil, temblando de miedo ni estresado. No, ellos florecerán, festejando con “la mejor comida y el mejor vino”. El Señor nos está diciendo, en esencia: “He guardado lo mejor para el final y ahora lo estoy derramando para mi pueblo”. Ellos están festejando cosas maravillosas en mi presencia”.

“Y Jehová de los ejércitos hará en este monte a todos los pueblos banquete de manjares suculentos, banquete de vinos refinados, de gruesos tuétanos y de vinos purificados” (Isaías 25:6).

Esta fiesta increíble se lleva a cabo por todo el mundo. Hombres y mujeres jóvenes de Dios tienen hambre de un evangelio que los toque profundamente en sus espíritus. Ellos han rechazado el evangelio de la exageración, el de las multitudes y el profesionalismo y sólo buscan estar encerrados con Jesús, recibiendo revelación de él. Están emergiendo de la oración con un fuego que despierta a todos a su alrededor.

Todo lo que el Señor está haciendo en estos últimos días está estrechamente vinculado a su presencia; y su fiesta sólo puede darse donde se manifiesta la presencia de Jesús. El salmista dice que los montes se derriten como cera en la presencia del Señor (ver el Salmo 97: 5). En pocas palabras, todo muro espiritual y bloqueo carnal se evapora cuando Jesús se da a conocer. La presencia de Cristo es tan real cuando se manifiesta, que casi puedes tocarla.

¿Es evidente la presencia tangible y penetrante de Jesús en tu iglesia? ¿La gente se postra en total adoración a él? ¿Y se van con el resplandor especial de haber estado en la presencia de Cristo? ¿Y qué hay de tu casa? ¿Sienten los visitantes la presencia de Jesús en su hogar? ¿El aroma de su santidad impregna a tu familia, a tu matrimonio, a todas tus relaciones?

¡Qué maravilloso es vivir en el resplandor de la presencia de Cristo! El Espíritu Santo traerá y mantendrá su presencia y poder en nuestras iglesias, nuestros hogares y nuestros corazones, si lo seguimos de cerca.