Creyendo que Dios Oye Tu Clamor

David Wilkerson (1931-2011)

Puede que estés en medio de un milagro en este momento y simplemente no lo estés viendo. Puede ser que estés esperando un milagro. Estás desanimado porque las cosas parecen estar estancadas. No ves ninguna evidencia de la obra sobrenatural de Dios en favor tuyo.

Considera lo que dice David en el Salmo 18: “En mi angustia invoqué a Jehová, Y clamé a mi Dios. El oyó mi voz desde su templo, y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos. La tierra fue conmovida y tembló; se conmovieron los cimientos de los montes, y se estremecieron, porque se indignó él. Humo subió de su nariz, y de su boca fuego consumidor; carbones fueron por él encendidos. Inclinó los cielos, y descendió; y había densas tinieblas debajo de sus pies… Tronó en los cielos Jehová, y el Altísimo dio su voz; granizo y carbones de fuego. Envió sus saetas, y los dispersó; lanzó relámpagos, y los destruyó” (Salmos 18:6-9, 13-14).

Debes darte cuenta de que ninguna de estas cosas sucedió literalmente. Todo fue algo que David vio con sus ojos espirituales. Amado, eso es fe. Es cuando crees que Dios ha oído tu clamor, que no se ha demorado, que no está ignorando tu petición. Más bien, en silencio comenzó tu milagro inmediatamente cuando oraste e incluso ahora está haciendo una obra sobrenatural en favor tuyo. Eso es creer verdaderamente en milagros, su maravillosa obra progresiva en nuestras vidas.

David entendió la verdad fundamental detrás de todo: “Me sacó a lugar espacioso; me libró, porque se agradó de mí” (Salmos 18:19). David declaró: “Sé por qué el Señor está haciendo todo esto para mí. Es porque él se deleita en mí”.

Realmente creo en milagros instantáneos. Dios todavía está obrando maravillas gloriosas e instantáneas en el mundo de hoy. En Mateo 16:9-11 y Marcos 8:19-21, cuando Jesús les recuerda a los discípulos la alimentación milagrosa de los 5.000 y los 4.000, les pide a ellos y a nosotros que tomemos nota de sus milagros progresivos y su papel en nuestras propias vidas hoy.