Compadecimiento en el Sufrimiento

David Wilkerson (1931-2011)

Existe una “Escuela de compadecimiento  del Espíritu Santo” que consiste en santos que han sido probados y han sufrido mucho, soportando tentaciones, pruebas y malos tratos. La Biblia habla de “la participación de sus padecimientos” (Filipenses 3:10), un compañerismo de sufrimiento compartido. Jesús fundó esta escuela y demostró que es posible soportar todo tipo de dificultades y graduarse como vencedor.

A Jesús lo rechazaron; desconfiaron, abusaron y se burlaron de él; fue acusado falsamente. Sabía lo que era estar solo, hambriento, pobre, ser aborrecido, avergonzado, calumniado, burlado; fue llamado mentiroso, fraude, falso profeta. Su propia familia lo malinterpretó; sus amigos más confiables perdieron la fe en él; sus propios discípulos lo abandonaron y huyeron; y, finalmente, fue escupido, burlado y asesinado.

Ciertamente, Jesús se identifica con todo nuestro dolor y sufrimiento porque él mismo pasó por todo. “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado” (Hebreos 4:15).

Puedes amar a Jesús ahora más que nunca, pero también puedes estar sufriendo heridas y pruebas. Puedes estar muy seguro de que Dios tiene un propósito divino detrás de cada una. Los judíos creían que si Dios estaba complacido contigo, siempre serías bendecido y nunca sufrirías. Debido a esto, Pablo no quería que los creyentes se confundieran por los problemas que lo rodeaban a él. Los reportes de sus sufrimientos se extendieron por las iglesias, por lo que escribió: “Nadie se inquiete por estas tribulaciones; porque vosotros mismos sabéis que para esto estamos puestos. Porque también estando con vosotros, os predecíamos que íbamos a pasar tribulaciones” (1 Tesalonicenses 3:3-4).

No es el sufrimiento en sí mismo lo que nos enseña; más bien, es entender y aceptar que es de su mano, para sus propósitos, para nuestro bien. Recuerda, la Palabra de Dios dice: “Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará Jehová” (Salmos 34:19).

¡No te sorprendas cuando sufras! Más bien, ten la seguridad de que Dios te demuestra que él es fiel y que siempre produce vida de la muerte. Jesús dijo: “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33). 

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