Acceso al Padre A Través de Jesús

David Wilkerson (1931-2011)

“Porque yo vivo, vosotros también viviréis. En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros” (Juan 14:19-20). Ahora estamos viviendo en “aquel día” del que habla Jesús; en resumen, debemos entender nuestra posición celestial en Cristo. Por supuesto, la mayoría de nosotros conocemos nuestra posición en él, que estamos sentados con él en lugares celestiales, pero sólo como un hecho teológico. Lo conocemos por experiencia.

¿Qué se entiende por “nuestra posición en Cristo”? Muy simple, la posición es donde uno está ubicado, donde uno se encuentra. Dios nos ha ubicado donde estamos, que es en Cristo. A su vez, Cristo está en el Padre, sentado a su diestra. Por lo tanto, si estamos en Cristo, entonces estamos sentados con Jesús en el salón del trono, donde él está. Eso significa que estamos sentados en presencia del Todopoderoso.

Esto es a lo que se refiere Pablo cuando dice que se nos hizo “sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús” (Efesios 2:6). Esto no es algo que tú puedas lograr, es lo que Dios dice de ti. Si estás en Cristo, entonces, a los ojos del Padre, tú estás sentado cerca de él, a su diestra.

En el momento en que depositas tu confianza en Jesús, eres puesto en Cristo por fe. Dios te reconoce en su Hijo y te sienta con él en los lugares celestiales. Esto no es simplemente un punto teológico sino una verdad, una posición objetiva. Por supuesto, estar “en Cristo” no significa que dejes esta tierra. No se puede fabricar alguna emoción o sentimiento que te lleve a un cielo literal. No, el cielo ha descendido a ti. Cristo el Hijo y Dios el Padre entraron en tu corazón e hicieron su morada allí: “El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él” (Juan 14:23).

Sí, Jesús está en el paraíso y su Espíritu se mueve sobre toda la tierra. Pero el Señor mismo mora en ti y en mí específicamente. Él nos ha hecho su templo en la tierra, su morada, lo que significa que tenemos acceso sin obstáculos al Padre celestial. “Porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre” (Efesios 2:18). “Tenemos seguridad y acceso con confianza por medio de la fe en él” (3:12).

¡Tu Padre celestial se regocija sobre ti, así que deja atrás tus actividades mundanas y toma tu posición en Cristo hoy!