ABRAHAM Y EL HAMBRE ESPIRITUAL

Claude Houde

 

El hambre empeoraba y Abraham comenzó a alejarse de su altar. Échale un buen vistazo, porque Abraham nos representa a ti y a mí en uno u otro momento de nuestro caminar cristiano. Tú dices: “Tengo algo perdido: mi pasión por la oración, mi paz, mi adoración, mi gozo, mi celo por Su casa, mi bondad, mi generosidad, mi capacidad de ser movido por las necesidades de la gente que me rodea o la que está lejos”. Abraham había perdido su altar porque había una hambruna.

¿Qué es una hambruna? Es una serie de experiencias difíciles, un sufrimiento tras otro. Es cuando atravesamos por temporadas que traen una serie de decepciones, y con valentía tratamos de seguir adelante como si estuviéramos bien. Abraham había perdido su objetivo, su visión. Escúchenlo mientras reflexionaba sobre la siguiente idea: “para que me vaya bien por causa tuya, y viva mi alma por causa de ti” (Ver Génesis 12:10-13). Él fue llamado a ser una bendición para otros, pero había perdido su mismísimo propósito.

Abraham estaba muriendo lentamente en las garras de una hambruna espiritual. Estaba perdiendo no sólo su fervor y propósito, sino también su favor y su fe. El hombre que había sido llamado a ser una fuente de bendición comenzó a abandonar trágicamente lo que le había hecho grande: la mismísima fe que le había traído el favor de Dios sobre él y a través de él para tocar y bendecir a otros.

“Mas Jehová hirió a Faraón y a su casa con grandes plagas, por causa de Sarai mujer de Abram. Entonces Faraón llamó a Abram, y le dijo: ¿Qué es esto que has hecho conmigo?” (Génesis 12:17-18). Abraham ya no era una fuente de alegría y respeto; de hecho, se había convertido en alguien que trajo vergüenza y dolor. Había perdido por completo su fe y confianza en Dios.

Acércate, échale un vistazo. Él estaba atormentado, asustado, y su herencia espiritual estaba en peligro. Mientras nos arrodillamos junto a él, nos damos cuenta de por qué fue considerado como el padre de la fe. Él no fue un modelo porque era impecable y sin pecado, o porque su vida fue una sucesión ininterrumpida de proezas, sabiduría e inmaculada perfección. La Biblia no trata a su pecado a la ligera ni lo justifica de ninguna manera. Sin embargo, él tiene un mensaje para todos nosotros, simplemente porque él sabía cómo reconstruir su altar y encontrar a Dios de nuevo. “Abraham volvió al lugar donde antes había construido un altar e invocó el nombre del Señor” (Ver Génesis 13:3-4).

 

Claude Houde es el pastor principal de la Iglesia de la Nueva Vida (Eglise Nouvelle Vie) en Montreal, Canadá; y es un orador frecuente en conferencias para pastores y líderes dirigidas por World Challenge en todo el mundo. Bajo su liderazgo la Iglesia de la Nueva Vida se ha incrementado de ser un puñado de personas, a más de 3500 miembros, en una parte de Canadá donde pocas iglesias protestantes han alcanzado éxito.