“QUIERO CONOCER A SU DIOS”

Gary Wilkerson

“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz” (Isaías 9:6).

Cuando se cumplió la profecía del nacimiento de Cristo, el rey Herodes, el gobernante de Israel, fue amenazado, al igual que todos en Jerusalén (Mateo 2:1-3). Aparentemente, ellos estaban satisfechos con su religión superficial y muerta y no querían que nadie sacudiera el status quo.

Lo mismo es verdad hoy. La creciente animosidad hacia la Navidad se manifiesta de muchas maneras: las escuelas ya no realizan concursos de Navidad; las escenas del pesebre están prohibidas en lugares públicos; las empresas saludan a los clientes con “Felices fiestas” en lugar de “Feliz Navidad”, por mencionar sólo algunos ejemplos. Jesús predijo que a medida que el día de su regreso se acercara, “el amor de muchos se enfriará” (Mateo 24:12), así que esto no es ninguna sorpresa.

Jesús vino al mundo para ser una luz y nosotros no debemos desanimar el corazón de Jesús al enredarnos en guerras culturales. A medida que el mundo se hunde más y más, y los gritos en contra de nuestro Salvador se vuelven más furiosos, que nuestros corazones sean gobernados por el amor de Jesucristo. Y que nuestro testimonio de misericordia y santidad en medio de una generación corrupta provoque que aquellos en tinieblas se tornen hacia su gran luz.

Mientras el propósito de la Navidad llena nuestros corazones en esta temporada, oro para que muchos nos miren y digan: “Yo quiero el gozo y la paz que veo en esas personas. Debe haber algo en el mensaje que ellos proclaman y ejemplifican en sus vidas. Quiero conocer a su Dios”.