​¿ESTÁS ABRUMADO POR EL TEMOR?

David Wilkerson (1931-2011)

Cuando nuestro miedo se vuelve abrumador, debemos recordarnos a nosotros mismos cuán grande es nuestro Dios. Necesitamos recordar todas las grandes liberaciones que él hizo a los que confiaron en él y confesar el mismo poder majestuoso para nuestra prueba presente. El temor no puede apoderarse de ningún siervo que tenga una visión de la grandeza y majestad de Dios.

Nehemías lo entendió bien. Él caminaba de un lado a otro mientras Jerusalén estaba rodeada por una feroz coalición de naciones listas para atacar. Un remanente cansado trabajaba durante todo el día para restaurar los muros de Jerusalén contra estos adversarios. Tuvieron que trabajar con un martillo en una mano y una espada en la otra. A medida que pasaban las horas, el temor comenzó a asentarse.

¿Cómo pudieron resistirse a sucumbir ante el temor? Nehemías les recordó lo grande y poderoso que es su Dios: “Después miré, y me levanté y dije a los nobles y a los oficiales, y al resto del pueblo: No temáis delante de ellos; acordaos del Señor, grande y temible, y pelead” (Nehemías 4:14).

Así es exactamente cómo Moisés trató con el temor en Israel. Él instruyó al pueblo: “Si dijeres en tu corazón: Estas naciones son mucho más numerosas que yo; ¿cómo las podré exterminar? no tengas temor de ellas; acuérdate bien de lo que hizo Jehová tu Dios con Faraón y con todo Egipto... No desmayes delante de ellos, porque Jehová tu Dios está en medio de ti, Dios grande y temible” (Deuteronomio 7:17-18, 21).

Moisés estaba diciendo: “Vas a enfrentarte a muchos grandes enemigos que son más poderosos que tú. Te preguntarás cómo puedes obtener la victoria contra tales adversidades, pero debes recordar el asombroso poder de tu Dios. Recuerda cuán fiel fue él para librarte en el pasado”.

“Él es el objeto de tu alabanza, y él es tu Dios, que ha hecho contigo estas cosas grandes y terribles” (Deuteronomio 10:21). Si tu fe es sacudida, recuerda lo poderoso que es tu Dios. Cuenta sus muchas liberaciones en tu vida y verás cómo todo temor es quebrantado por la visión de su majestad.