Gran parte de la generación que está entrando en la adultez en este momento está desesperadamente herida. Algunos de estos jovencitos y jovencitas pueden haber crecido sin padre o sin madre o tal vez un padre fue emocionalmente distante. Han crecido sin rumbo en la vida y no han percibido la supervisión cuidadosa que proviene de un amoroso Padre celestial. Debido a esto, se están alejando completamente del mensaje cristiano.
Incluso aquellos que buscan esperanza en Jesús miran alrededor de su iglesia y se preguntan: “Todos están levantando sus manos en adoración como si realmente se sintieran amados. ¿Por qué no me siento de la misma manera?” Reaccionan a sus heridas de varias maneras, por supuesto, pero un efecto secundario es universal. Llevan con ellos la sensación de ser indignos.
Jesús se dirigió a este estado mental directamente en su Sermón del Monte mientras hablaba con una generación ansiosa y herida: “Miren los pájaros. No plantan ni cosechan ni guardan comida en graneros, porque el Padre celestial los alimenta. ¿Y no son ustedes para él mucho más valiosos que ellos?… Miren cómo crecen los lirios del campo. No trabajan ni cosen su ropa; sin embargo, ni Salomón con toda su gloria se vistió tan hermoso como ellos. Si Dios cuida de manera tan maravillosa a las flores silvestres que hoy están y mañana se echan al fuego, tengan por seguro que cuidará de ustedes” (Mateo 6:25, 28-30, NTV).
¡Qué increíble noticia para cualquier generación, pero especialmente para un herido! El corazón del mensaje es la pregunta de Jesús: “¿No eres mucho más valioso para él?” En realidad es una afirmación, de hecho, y penetra atravesando toda la ira, el estrés, la ansiedad, la frustración y la profunda sensación de fracaso.
Hoy, Dios quiere mostrarte lo valioso que eres para él, cuán poderosamente tú perteneces a su familia. Él te ha hecho para ser un heredero, con una gran herencia celestial. Y lo más maravilloso de todo, ¡tú eres su valioso tesoro y él quiere tener comunión contigo!