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Nuestra Necesidad de Compañerismo en Dios

David Wilkerson (1931-2011)

Jesús declaró: “Yo soy el pan de vida… Yo soy el pan vivo que descendió del cielo… El que me come, él también vivirá por mí” (Juan 6:35,51,57). La imagen del pan aquí es importante. Nuestro Señor nos dice: “Si vienes a mí, te alimentarás. Estarás apegado a mí, como miembro de mi cuerpo. Por lo tanto, serás fortalecido por la fuerza vital que hay en mí”. De hecho, cada miembro de su cuerpo obtiene sus fuerzas de una sola fuente: Cristo, la cabeza. Todo lo que necesitamos para llevar una vida vencedora fluye hacia nosotros, a partir de él.

Relacionándonos con el Pueblo de Dios

Gary Wilkerson

“Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de vosotros… por vuestra comunión en el evangelio, desde el primer día hasta ahora” (Filipenses 1:3, 5).

Pablo agradece a Dios por la comunión de los santos; la koinonia, el compartir juntos, que él y la iglesia de los filipenses disfrutaban mientras caminaban juntos en la fe. Esta comunión en el evangelio es como ninguna otra. Es poderosa porque nace al pie de la cruz de Jesucristo. A través de él, hombres de diferentes barrios, tribus e idiomas se unen en un solo cuerpo.