Nada Puede Destruir la Iglesia de Dios
Pablo advirtió a Timoteo que vendría un tiempo en que algunos del pueblo de Dios “no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábula” (2 Timoteo 4:3-4).