El secreto para Fortalecerse en Tiempos Peligrosos

Cuando el mundo parece estar temblando, se levantará un pueblo que sabe cómo mantener su fortaleza en medio de todo ello. Éstas son personas que se acercan al Señor en tiempos de crisis.

De acuerdo con la Escritura, no le importará a este pueblo si la luna o estrellas cayeran del cielo, o si las montañas temblaran y cayeran al mar. Ellos aún tendrán fe en que el Señor los salvará, y su fe no será sacudida por nada de lo que va a venir.

En el salmo 31, David presenta una frase para el pueblo de Dios: “el secreto de tu presencia.” David escribe:

“¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen, que has guardado para los que te temen, Que has mostrado a los que esperan en ti, delante de los hijos de los hombres! En lo secreto de tu presencia los esconderás de la conspiración del hombre; Los pondrás en un tabernáculo a cubierto de contención de lenguas” (Salmo 31:19-20, énfasis añadido).

David le está diciendo aquí algo muy profundo al cuerpo de Cristo.

David nos está diciendo, en esencia: “Toda verdadera fortaleza viene de acercarse al Señor. De hecho, la medida de nuestra fortaleza es proporcional a nuestra cercanía a Él.

En términos sencillos, mientras más cerca estemos de Jesús, más fuertes vamos a ser. En efecto, toda la fortaleza que vamos a necesitar vendrá a través de nuestra vida secreta de oración.

La Escritura dice que si nosotros sencillamente nos acercamos a Cristo, él se acercará a nosotros. Y por acercarnos a Él, se nos dará un suministro fresco de fuerzas diariamente. Este es el “secreto de su presencia” al que se refiere David en el salmo 31.

Usted verá, el diablo teme enormemente la presencia del Señor en nuestras vidas. Él tiembla ante el solo pensamiento de la cercanía de un creyente con Jesús. Así que, cuando las multitudes demoniacas te ven espirar oraciones y acercarte a la presencia de tu Padre celestial, todo el infierno toma nota:

“El Señor está con este creyente. Él ha obtenido la presencia divina. ¿Qué podemos hacer contra él ahora?”

Tienes que estar totalmente ciego para no ver el juicio que está viniendo ahora sobre América y el mundo.

Por esta razón, Satanás hará todo lo que pueda para quitarte de la presencia del Señor. Es por esto que él hace muchos intentos para atascar tu alma con preocupaciones acerca del futuro.

En términos sencillos, el enemigo de tu alma quiere agotarte de toda fuerza. Así que él usará todo lo que pueda, aún “buenas” cosas, para apartarte de pasar tiempo solo con Jesús. Él sabe que tu tiempo con Cristo te permite resistir temor, ansiedad aún en este tiempo angustioso.

Todo el mundo se está dando cuenta que estamos enfrentando tiempos muy difíciles como nunca antes en la historia.

Mientras escribo esto, el mundo está reconociendo finalmente que estamos guiados por increíbles cambios. Como creyentes, cada uno enfrentamos una importante pregunta: ¿Cuán cerca estoy con Jesús en esta hora?

Yo creo que cuando las cosas estén trastornadas, el más poderoso testimonio es que el cristiano está completamente en paz. Mientras el resto de la sociedad está en pánico – desfalleciendo, en algunos casos aún muriendo, de miedo – el creyente que ora se volverá continuamente más fuerte. Así será porque ese siervo divino está recibiendo más y más aliento del Espíritu Santo. ¡La Biblia habla de aquellos que no pueden ser sacudidos!

Si tú quieres estar capacitado para mantenerte firme en la tormenta, el consejo de la Escritura es simple: Tú debes tener la presencia del Señor en tu vida diariamente.

¿Cuánto tiempo de calidad pasas solo con Jesús? ¿Te estás acercando más a Él cada día que pasa? ¿Oras sin cesar – que es, llamarle silenciosamente a través del día y de la noche? Él promete oír tu clamor, aún cuando lo digas en debilidad.

Tú puedes decirme, “Yo pienso que estoy bien preparado para cualquier tormenta. Después de todo, soy un fiel testigo del Señor. No me avergüenzo del evangelio. Y vivo una vida limpia y moral. Diezmo, leo mi Biblia y asisto regularmente a la Iglesia.”

Es posible ser un creyente y a pesar de eso permanecer distante del Señor. El hecho es, si tú no pasa tiempo con Él - si no haces uso de su fuerza- tu corazón desfallecerá. Tus palabras tendrá poco o ningún poder o resultados; tu testimonio no tendrá vida. ¿Por qué? Porque te has alejado de tu fuente de fortaleza.

No cometa el error de medir tu caminar con Cristo por tus buenas obras o ministerio antes que por Su presencia en tu vida

Simplemente no puedes agradar más al Señor – cumplir o estar en el centro de su voluntad – que por el simple acto de acercarte a Él en oración.

Sabemos esto de la vida del apóstol Pablo. Pablo enfrentó muchos tiempos duros, peligrosos. Este hombre de Dios sabía lo que significaba perder todo: estar hambriento y sediento, sufrir carencia, estar en pobreza, ser abandonado, yacer encadenado en la oscuridad, calabozos fríos y húmedos, solo y abandonado aún por algunos de sus amigos íntimos.

Pablo no desfalleció. De hecho, el apóstol se hizo más fuerte a través de cada prueba. ¿Cómo puede ser esto? Esto ocurrió porque Pablo conocía el secreto de adquirir y mantener verdadera fortaleza.

Pablo testificó: “En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta. Pero el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas…Y el Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial. A él sea gloria por los siglos de los siglos” (2 Timoteo 4:16-18, énfasis añadido).

Cuando Pablo usa la palabra pero en este pasaje, simplemente quiere decir, “a pesar de”. Él nos está diciendo, “El Señor estuvo conmigo y me fortaleció a pesar de los tiempos difíciles que enfrenté”.

Pablo sabía que si se acercaba al Señor, Cristo lo honraría permaneciendo con él.

El apóstol declaró, en efecto: “Dondequiera que me volvía, había problemas y aflicciones. Aún, cuando los demás me defraudaron – cuando estaba solo y todo lo que podía ver eran tiempos duros – el Señor vino a mí y derramó su fortaleza en mí. Me libertó de mis temores. Me dio la seguridad de que me guardaría de toda obra mala, y Él continuará guardándome hasta que llegue al cielo.”

Pablo se emocionaba de ver que sus hijos espirituales llegaran a comprender la idea de a pesar de todo en sus vidas. Año tras año, él vio al Señor fortaleciéndolos para ser aptos para mantenerse firmes en medio aún de los más difíciles tiempos.

Amados, no pueden obtener este tipo de seguridad y fortaleza en ningún lugar sino en la presencia del Señor mismo. Sabemos que Pablo estaba en constante comunión con Cristo a través de la oración, y por esto es porque las malas noticias o pruebas no pudieron sacudirlo. Cada vez que Pablo enfrentaba otra terrible prueba, él se escapaba a orar, corriendo a Jesús para descargar su corazón.

El autor de Hebreos alaba el testimonio de aquellos creyentes que fueron fortalecidos a través de la oración de fe: “sostuvisteis gran combate de padecimientos; por una parte, ciertamente, con vituperios y tribulaciones fuisteis hechos espectáculo…y el despojo de vuestros bienes sufristeis con gozo” (Hebreos 10:32-34).

Piensa en ello: La gente que está siendo descrita aquí había perdido sus casas, sus pertenencias, todo. Y aún ellos podían testificar junto con su pastor, Pablo, “A pesar de los tiempos difíciles — a pesar de cada prueba que vino a nuestro camino — el Señor se mantuvo firme con nosotros. Él vino diariamente para darnos todas las fuerzas que necesitamos para vencer”.

Estimado santo, déjame preguntarte: ¿Tienes un a pesar de todo en tu vida?

Has llegado al lugar en el cual puedes decir, “A pesar de todo, yo sé que Jesús me guardará en estos tiempo difíciles. Y Él me dará todo lo que necesito porque Él es mi fuente de fortaleza.”

Pablo aprendió el secreto para fortalecerse en su conversión. Después de ser cegado en el camino a Damasco, pasó tres días ayunando y orando, determinado a experimentar la presencia real de este Señor que se le había revelado por sí mismo.

Fue entonces que el Señor dirigió a un creyente llamado Ananías, “Levántate, busca a Saulo” “porque he aquí, él ora” (Hechos 9:11). A continuación la Escritura dice de Pablo, “Saulo mucho más se esforzaba” (9:22).

Vemos esta verdad ilustrada en una parábola de Jesús acerca del hombre que busca pan con su amigo a medianoche.

El hombre por sí solo no tenía pan, pero sabía que su amigo tenía todo el pan que él necesitaba. Entonces él continuó golpeando y tocando a la puerta hasta que su amigo se levantó, abrió la puerta y le dio pan.

Amados, ese amigo con el pan es Jesús. Él se mantiene más cerca que un hermano, y él nos suplirá todo lo que necesitemos. Esto incluye no solamente la comida, vestido y abrigo (ver Mateo 6), sino también ánimo, fortaleza y paz.

La Biblia lo aclara todo: Hay una preparación indudable, específica que todos deberíamos de hacer ahora mismo, y es empezar a aumentar nuestra fe y fortaleza espiritual. La única manera de hacer esto es acercándonos a Jesús en oración. Nosotros simplemente no conseguiremos la fortaleza que necesitamos con cualquier otro camino.

David nos instruye; “los que esperan en ti, delante de los hijos de los hombres…En lo secreto de tu presencia los esconderás” (Salmos 31:19-20). Es tiempo de encerrarnos con Cristo y derramarle nuestros corazones diariamente.

Cuando la furia de la tormenta golpee, cada uno de nosotros necesitaremos nuestra propia provisión de fortaleza

Cuando estamos en medio de la tormenta, ninguno de nosotros será capaz de hacerlo por medio de la fortaleza de nadie más. No podremos echar mano de nuestro compañero, nuestro pastor, nuestro amigo, ni aún de un verdadero profeta de Dios.

Vemos esta verdad ilustrada en la parábola de Jesús acerca de las vírgenes insensatas. Cuando las vírgenes trataron de tomar prestado el aceite de sus compañeras sabias, se les dijo. “Vayan y compren aceite para ustedes. No tenemos suficiente para nosotras y para vosotras también.”

¿Oyes lo que está diciendo Jesús en esta parábola? Él está advirtiendo a todos sus hijos: “Nadie más tiene suficiente fe para llevarte. Tú tienes que tener tu propia provisión de fe y confianza en mí.”

Estimado santo, esto es muy simple: Tú necesitas tu propia provisión de fortaleza. Pero no puedes obtenerla tan solo por oír sermones o audios de prédicas. Y no puedes obtenerla solamente por estar envuelto en adoración grupal o haciendo buenas obras. Tú la obtienes estando solo con el Señor en su presencia.

Ahora le hablo a cada cristiano: El tiempo ha llegado para que tú te acerques a Jesús como nunca antes.

Tú necesitas su presencia más que nunca antes.

El Salmista dice de de aquellos que se presentan ante el Señor en Sión: “Irán de poder en poder” (Salmo 84:7). Se nos ha dicho, “El creyente que ora no desmayará en los tiempos difíciles. Va crecer más y más fuerte porque él confía en Dios antes que en los hijos de los hombres.”

Concluyo con estas poderosas palabras de Isaías:

“¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance.

“El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas.”

“Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán. (Isaías 40:30 -31).