Dios Preserva a Sus Hijos

David Wilkerson (1931-2011)

Yo creo que el Salmo 46 es una figura de la “tierra prometida” del Nuevo Testamento. De hecho, el Salmo 46 representa el reposo divino al que se refiere Hebreos: “Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios” (Hebreos 4:9). Este Salmo describe este reposo para el pueblo de Dios. Habla de su fuerza siempre presente, su ayuda en tiempos de problemas, su paz en medio del caos. La presencia de Dios está con nosotros en todo momento y su ayuda siempre llega a tiempo.

Israel rechazó este reposo: “Pero aborrecieron la tierra deseable; no creyeron a su palabra” (Salmos 106:24). Lamentablemente, la iglesia de hoy se parece mucho a Israel. A pesar de las grandes promesas que Dios nos hizo, su seguridad de paz, ayuda y provisión completa, no confiamos plenamente en él. En lugar de ello, nos quejamos, “¿Dónde está Dios en mi prueba? ¿Está conmigo o no? ¿Dónde hay evidencia de su presencia? ¿Por qué sigue dejando que estas dificultades se acumulen sobre mí?”

Hoy, escucho al Señor preguntarle a su iglesia: “¿Crees que todavía le hablo a mi pueblo? ¿Crees que deseo darle mi ayuda y dirección? ¿De verdad crees que quiero hablar contigo todos los días, cada hora, momento a momento?” Nuestra respuesta tiene que ser como la de David. Ese hombre piadoso sacudió todo el infierno cuando hizo esta declaración acerca del Señor: “Porque él dijo, y fue hecho; él mandó, y existió”. (Salmos 33:9).

Esta es la promesa de Dios para cada generación que cree en la Palabra que Él desea hablarnos: “El consejo de Jehová permanecerá para siempre; los pensamientos de su corazón por todas las generaciones” (33:11). ¡El Creador del universo quiere compartir sus propios pensamientos con nosotros!

Las Escrituras lo dejan claro: Nuestro Dios le habló a su pueblo en el pasado, ahora le está hablando a su pueblo y continuará hablándonos hasta el final de los tiempos. Más concretamente, Dios quiere hablarte hoy sobre tu problema. Él puede hacerlo a través de su Palabra, a través de un amigo piadoso o mediante la voz suave y apacible del Espíritu que susurra: “Este es el camino, andad por él”.

Independientemente de los medios que él use, tú reconocerás su voz. Las ovejas conocen la voz de su Pastor. Y, “El guarda las almas de sus santos; de mano de los impíos los libra” (Salmos 97:10).