Amando a Los Demás Hasta su Restauración

David Wilkerson (1931-2011)

“[Jesús] se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla” (Juan 13:4-5). Algunos cristianos devotos siguen este ejemplo y hacen una costumbre de los servicios de “lavado de pies”. Si bien esto es ciertamente recomendable, hay un significado más profundo que aprender de esta práctica. De hecho, después de que Jesús lavó los pies de los discípulos, les preguntó: “¿Sabéis lo que os hecho?” (13:12).

Jesús nos estaba dando un ejemplo de lo que más desea de nosotros: “tomar la toalla”. Hay varias lecciones ocultas que podemos aprender de nuestro Señor al mirar esta frase. La Palabra nos dice: “Servíos por amor los unos a los otros” (Gálatas 5:13). Y: “Someteos unos a otros en el temor de Dios” (Efesios 5:21). A menudo pasamos por alto ciertas verdades de la Biblia porque no entendemos su significado y, al hacerlo, nos perdemos su poder. ¿Cuántos de nosotros sabemos realmente lo que significa servirse unos a otros en amor? ¿Y cómo se supone que debemos someternos unos a otros en el temor de Dios? A medida que comprendamos mejor lo que hizo Jesús al lavar los pies de sus discípulos, entenderemos estos conceptos de servicio y sumisión. Verás, esto significa mucho más que simplemente recibir órdenes o rendir cuentas a una autoridad superior. Más bien, estas verdades gloriosas son reveladas sólo en el contexto de “tomar la toalla”.

Otra lección que Jesús enseñó cuando lavó los pies de los discípulos fue cómo obtener la unidad de la comunión en el cuerpo de Cristo. Cuando Pedro se apartó de que Jesús le lavara los pies, el Señor dijo: “Si no te lavare, no tendrás parte conmigo” (Juan 13:8). Jesús estaba mostrando su misericordia y amor al lavar y eliminar los sentimientos de inutilidad, angustia y desesperación de Pedro.

Al lavar y eliminar el polvo de los pies de los discípulos, Jesús también estaba enseñando sobre el consuelo de las transgresiones eliminadas. Muchos cristianos de hoy están en la misma condición que Pedro, después de ser alcanzados por un pecado. Si quieres ser misericordioso, tomar la toalla para restaurar a un hermano o hermana, no necesitas saber los detalles de su pecado. Jesús no le preguntó a ninguno de sus discípulos cómo se ensuciaron, sólo quería que llegaran a estar limpios. Su amor por ellos fue incondicional, tal como lo es por ti. Y tal como debería ser para aquellos que alcanzamos con su amor.