EL SECRETO DE LA FORTALEZA ESPIRITUAL

Un mensaje para el día de hoy

El profeta Isaías pronunció una gran aflicción a Israel: “¡Ay de los hijos rebeldes que se apartan, dice Jehová” (Isaías 30.1, RV). En Hebreo la palabra que Isaías utilizó para “Rebeldes” significa reincidencia, testarudo, darse la vuelta e irse. ¿De dónde, exactamente, el pueblo del Señor se estaba alejando? ¿Y qué causó su reincidencia?

La respuesta está en la siguiente frase “para tomar consejo, y no de mí; para cobijarse con cubierta, y no de mi espíritu,” (30.1) Esto significa que ellos hicieron sus propios planes. Simplemente, Dios dijo, “Mi propia gente no me buscaron para guiarlos y aconsejarlos. En vez de esto, ellos se apoyaron en la carne. Cada vez que ellos actúan sin buscarme, volteando al mundo buscando ayuda, solo acumulan pecado sobre pecado. Ellos han olvidado confiar en mi brazo poderoso.”

El pueblo de Dios sabía bien que ellos debían confiar en el Señor para cualquier situación, sin importar que insignificante la decisión. Los Salmos constantemente se los recordaban, “¡Cuán preciosa, oh Dios, es tu misericordia! Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas.” (Salmos 36.7). “Ten misericordia de mí, oh Dios, ten misericordia de mí; Porque en ti ha confiado mi alma, Y en la sombra de tus alas me ampararé. Hasta que pasen los quebrantos.” (57.1). “Porque has sido mi socorro, Y así en la sombra de tus alas me regocijaré.” (63.7).

Isaías declaro que Dios quebraría todas sus paredes de protección: “por tanto, os será este pecado como grieta que amenaza ruina, extendiéndose en una pared elevada, cuya caída viene súbita y repentinamente. Y se quebrará como se quiebra un vaso de alfarero, que sin misericordia lo hacen pedazos; tanto, que entre los pedazos no se halla tiesto para traer fuego del hogar, o para sacar agua del pozo.” (Isaías 30.13-14). Dios estaba diciendo, “Voy a romper en pedazos cada cosa falsa en la que has confiado. Tus planes van a colapsar.”

Después Isaías reveló la compasión de Dios hacia su gente.  Él instó a Judá, “Tú no tienes que vivir confundido. No tienes que soportar este quebranto. Dios ha provisto una salida para ti.” “Porque así dijo Jehová el Señor, el Santo de Israel: En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza.” (30.15)

Aquí, en breve, el secreto de Dios para la fortaleza espiritual: “Tranquilidad y confianza deben de ser tu fuerza.” La palabra Tranquilidad en Hebreo significa reposo, indicando calma, relajo, libre de toda ansiedad, descansando en Él.

No muchos Cristianos tienen esta tranquilidad  y confianza hoy en día.

Multitudes de creyentes están involucrados en muchas actividades, corriendo locamente para obtener las cosas. Aun en el ministerio, los siervos de Dios están llenos de miedos y preocupación, buscando respuestas en conferencias, seminarios, libros “Best Sellers”. Todos quieren una guía, soluciones, algo que calme su espíritu, pero buscan en todos lados menos en el Señor.

Ellos no se dan cuenta que Dios ya ha hablado una palabra para ellos a través del profeta Isaías. Él describe lo que la justicia de Dios debe de realizar en nosotros: “Y el efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre.” (Isaías 32.17) Si realmente estas caminando en justicia, nuestras vidas deben de dar el fruto de la calma del espíritu, tranquilidad del corazón y paz con Dios.

Pedro habla de “sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios.” (1Pedro 3.4) Un espíritu así no tiene nada que ver con el temperamento o personalidad. Alguna gente está naturalmente inclinada a ser calmada o tímida mientras otros son simplemente mórbidos. No, el  espíritu manso y apacible al que Pedro se refiere solo puede ser implantado en nosotros por el Espíritu Santo. Él se lo da a todos los que realmente confían en el Señor en todas las cosas.

Cuando Isaías miró alrededor, vio al pueblo de Dios huyendo hacia Egipto por ayuda, confiando en los hombres, apoyándose en los caballos y carros. El profeta les advirtió, “Y los egipcios hombres son, y no Dios; y sus caballos carne, y no espíritu; de manera que al extender Jehová su mano, caerá el ayudador y caerá el ayudado, y todos ellos desfallecerán a una.” (Isaías 31.3)

Embajadores vienen y van. Líderes han tenido juntas para ver la estrategia. Todos estaban en un día de campo, gimiendo, “¿Qué haremos? Los Asirios están viniendo a destruirnos.”

Isaías les aseguró, “No tiene que se de ese modo. Regresen de donde cayeron. Arrepiéntanse de su rebelión al confiar en otros. Vuélvanse al Señor, y el los cubrirá con su manto de paz. Él les dará tranquilidad y descanso en medio de todo lo que venga.”

El Espíritu Santo nos da la fuerza cuando nosotros soltamos todas nuestras necesidades en las manos de Dios y confiamos en su grandeza.

Ruth es un claro ejemplo de esta confianza. Después de que su esposo muriera, Ruth vivió con su suegra, Noemi, quien era ya mayor. Noemi estaba preocupada por el bienestar de Ruth y quería asegurar el futuro de ella. Noemi le dijo a Ruth que se inclinara a los pies de Booz y le pidiera que cumpliera su obligación hacia ella como su pariente.

Esa tarde, después del trabajo del día, Booz se acostó “Y cuando Booz hubo comido y bebido, y su corazón estuvo contento, se retiró a dormir a un lado del montón. Entonces ella vino calladamente, y le descubrió los pies y se acostó.” (No había nada de inmoral acerca de la presencia de Ruth ahí; era una costumbre de aquellos días). “Entonces él dijo: ¿Quién eres? Y ella respondió: Yo soy Rut tu sierva; extiende el borde de tu capa sobre tu sierva, por cuanto eres pariente cercano.” (3.9) Ella estaba diciendo en esencia, “¿Tu tomarías la obligación de un pariente para mi? ¿Proveerás para mí? En resumen, ella estaba preguntando, “¿Tú te casarías conmigo?”

Esto no era una escena manipuladora. Ruth y Noemi habían hecho todo según el orden divino. Podemos estar seguros de esto, porque el linaje de Cristo viene por medio de Ruth. Cuando Ruth regreso temprano por la mañana a casa, Noemi le preguntó, “¿Qué hay, hija mía?” (3.16). Ella estaba preguntando, en otras palabras, “¿Debería de llamarte Ruth la comprometida? O ¿Aún eres Ruth, la viuda?”

Ruth le dijo a Noemi todo lo que sucedió. Ahora escuchen al consejo de su suegra: “Entonces Noemí dijo: Espérate, hija mía, hasta que sepas cómo se resuelve el asunto; porque aquel hombre no descansará hasta que concluya el asunto hoy.” (3.18) Noemi había orado acerca del tema, buscando la dirección de Dios, y Dios le había dado consejo. Él le había recordado a ella la ley del pariente que redime (lo cual es un tipo de Cristo). Noemi estaba confiada que ella y Ruth habían hecho su parte. Ahora era tiempo de sentarse tranquilamente y confiar en que Dios actuaría según su promesa.

Ella estaba diciendo, “Ruth, todo está en las manos del Señor ahora. Solo relájate y quédate calmada. Dios se moverá de manera sobre natural por ti, así que no tienes nada de que preocuparte o manipular las circunstancias. Deja que la tranquilidad y confianza sea tu fortaleza. Dios no va a permitir que Booz descanse hasta que ponga un anillo en tu dedo.”

Una calma y paz se asentó sobre la casa de Noemí. Nadie estaba en un frenesí, mordiéndose las uñas y pensando, “¿Será que Dios lo hará? ¿Realmente va a ocurrir?” Estas dos mujeres de fe pudieron relajarse, cantar y alabar al Señor por su divinidad.

¿Qué hay de tu casa? ¿Está tranquila, es una morada pacifica? ¿O es un lugar de duda, cuestionamientos, ansiedad, inquietud? ¿Corres de aquí para allá, preocupada diciendo: “¿Cómo voy a pagar los recibos?” Cuando vienen los problemas, ¿vas y buscas a Dios diligentemente antes de cualquier otra fuente? Y si vienes con Dios, ¿Obedeces todo lo que él te ha dicho? Finalmente, ¿te quedas quieto, descansado, confiando en Él para el resultado? Si es así, tu hogar debe de ser uno de calma y paz.

Isaías enumera las cosas buenas que vienen a aquellos que esperan en Dios para todas las cosas.

“Por tanto, Jehová esperará para tener piedad de vosotros, y por tanto, será exaltado teniendo de vosotros misericordia; porque Jehová es Dios justo; bienaventurados todos los que confían en él. Ciertamente el pueblo morará en Sion, en Jerusalén; nunca más llorarás; el que tiene misericordia se apiadará de ti; al oír la voz de tu clamor te responderá., 21. Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad por él; y no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda., 29 Vosotros tendréis cántico como de noche en que se celebra pascua, y alegría de corazón, como el que va con flauta para venir al monte de Jehová, al Fuerte de Israel.” (Isaías 30.18-19, 21,29) Isaías estaba diciendo, “Si tan solo todos ustedes esperaran en el Señor – si todos ustedes clamaran a él y regresaran a la confianza en él – él haría todo lo que les he dicho y mucho más.”

Dios puede simplemente hablar una palabra, y el enemigo podrá desfallecer ante nosotros: “Porque Asiria que hirió con vara, con la voz de Jehová será quebrantada.” (30.31) No hay cosa alguna que nuestro Padre no pueda resolver, ninguna batalla hay que no pueda ganar para nosotros, basta con un susurro de sus labios. “El soplo de Jehová, como torrente de azufre, lo enciende.” (vea 30.33)

Querido santo, Él quiere todo: tu salud, tu familia, tu futuro. El quiere que confíes en él en cualquier tema o situación, y quiere que vivas en tranquilidad, confiadamente y descansado. Ve al lugar secreto y quédate a solas con el Señor. Trae todo a él. Él ha prometido, “Tú escucharás mi palabra detrás de ti, diciéndote que camino tomar. Este es el camino. Ahora, camina en él.”