Un Sueño Realizado

Conociendo las promesas de Dios por Completo

Sé lo que es creer las promesas de Dios y no verlas realizadas. Sé de la promesa del gozo indecible y también de años de desánimo y hasta depresión. Sé lo que es escuchar las promesas de Dios de una vida sobreabundante y victoriosa pero pasar largas temporadas de estrés y derrotado. Sé lo que es la promesa que todos sabemos en cuanto a su amor – su altura, profundidad y anchura – y aun así no sentir ese amor, y sentir en cambio que debo trabajar para ganarlo.

En resumen, sé las magníficas promesas de Dios – promesas de felicidad, poder, victoria, paz y vida abundante – y aun así he arrastrado un sentimiento de que no he vivido todo esto. También sé que no estoy solo en esto. A través de los años, innumerables personas que he conocido o pastoreado han pensado en alta vos: “¿Por qué las promesas de Dios no han sido realidad en mi vida?”

Si eres un seguidor de Jesús, ves cada promesa de Dios como una meta para ser obtenida. Quieres cada cosa que él tiene para tu vida, para sus amados, y para un mundo herido que está desesperado por conocer su realidad. Sus promesas llenan tu vida de sueños; sueños de una vida en familia bendecida, de servir a Jesús en comunidad, de ver su reino en la tierra como en el cielo. Sin embargo, la pregunta para muchos de nosotros es, “¿Qué pasa cuando esos sueños no se vuelven realidad?”

El escritor de Proverbios nos dice,“La esperanza que se demora es tormento del corazón;” (Proverbios 13.12 RV)

A veces parece que lo que estamos experimentando no son promesas sino problemas. Decepciones, anhelos destrozados, sueños rotos – todos hemos tenido aspiraciones de Dios que nunca se han hecho realidad. Y después del tiempo, nos afecta profundamente. Como lo dijo el escritor de Proverbios, puede hacer a nuestro corazón enfermarse. Luego dejamos de tener aspiraciones, ya no soñamos, y perdemos algo precioso que Dios ha deseado para nosotros.

Por eso es muy importante leer la segunda mitad del mismo proverbio: “Pero árbol de vida es el deseo cumplido.” (Proverbios 13.12b). Cuan magnifica verdad. Esta imagen me lleva inmediatamente a Génesis y a un árbol regado con agua divina en el jardín del Edén. Veo el verdor elevarse, con frutos admirables y capacidad de sustentar la vida de aquellos que toman de él.  Es una metáfora para lo que Jesús hizo por nosotros en la cruz, y la promesa de vida abundante que él prometió para todos nosotros.

Cuando tenía 17 años de edad, estaba caminando en el bosque en una noche de luna llena en el este de Texas, cuando de pronto vi a una hermosa mujer de mi edad. Ella era como un sueño para mí en ese momento y mis ojos la contemplaron. Sé que si yo le hubiese preguntado si quería salir y ella me hubiese rechazado, mi corazón se hubiera enfermado. Pero afortunadamente ella me dijo que Sí. 40 años después, mi sueño ha sido realizado por completo al ser mi esposa, Kelly, y los hijos y nietos han venido a ser las hermosas ramas en nuestro árbol familiar.

Así que, ¿Cómo son realizados los sueños que nos ha dado Dios? ¿Estos solo caen del cielo? ¿Acaso ellos aparecen delante de nosotros en una noche de Luna llena? ¿O es un proceso? ¿Hay algo que Dios nos pide para que nos lleve a la realización de nuestro sueño?

Si yo veo atrás, la respuesta es sencilla de ver. La realización de un hermoso sueño – como un matrimonio o constituir una familia – toma fe y trabajo. Mi sueño de vida con Kelly pudo ser aplastado o quebrado muchas veces durante 4 décadas si no hubiéramos deseado confiar, amar sacrificadamente y perseverar con fe durante los tiempos difíciles y en las pruebas. El escritor de Proverbios implica esto en sus advertencias, “El deseo cumplido regocija el alma; Pero apartarse del mal es abominación a los necios.” (13.19).

El problema no es que las promesas de Dios sean defectuosas. Es que muchos de nosotros no estamos deseosos de hacer lo que es necesario para verlas cumplidas. Así que necesito que preguntarte: “¿Tú apagas todas las cosas que bloquean el recibir la vida abundante de Dios?

Durante 4 décadas de ministerio, he identificado algunos bloques que detienen a Cristianos de tener una vida abundante

Un problema significativo para muchos seguidores de Jesús es el inmenso mar que existe entre sus expectativas y su realidad. Sus expectativas en la vida en Dios son masivas. Pero ellos mantienen sus aspiraciones bajas, y eso determina su realidad. Una razón por la cual hacen esto es porque los sueños dados por Dios lo ven como autoservicio. He dado consejería a muchas personas que me han dicho, “Yo no quiero mucho.” Y ellos reciben lo que ellos quieren, y luego se sorprenden porque sus vidas están carentes.

William Carey, el gran misionero en la India, vio a Dios realizar algo que muchos pensaron que era imposible. Uno de estos dichos se volvió famoso en muchas generaciones: “Ten altas expectativas de las cosas de Dios. Recibe grandes cosas de Dios.”

Muchos cristianos viven de esta manera, pero sus experiencias parecen una montaña rusa. Ven victorias, y eso llena su fe. Pero después ven una racha de derrotas. Y el ciclo se repite una y otra vez, y ya no pueden soportar las experiencias de arriba abajo. Ellos empiezan a pensar, “Si mi fe es real, ¿por qué parece que no existe la mitad de mi tiempo?” En algún punto sus corazones se enferman, y ya no persiguen las promesas de Dios.

Quizá dudas de tu sueño. Es más, hasta dudas si es de Dios o es solo un anhelo vanidoso. Tú puedes saberlo respondiendo estas 3 preguntas: 1. ¿Te emociona? ¿Te despiertas pensando en ello? ¿Te vuelve a la vida cada vez que piensas que te acercas a ese sueño? 2. ¿Se ve y se siente como tuyo? ¿Encaja con los dones que Dios te ha dado? 3. ¿Si fallas en ello, te levantarías para intentarlo otra ves? ¿Te hace ser más enfocado y más disciplinado?

Tú sabes que es un deseo dado por Dios si lo deseas demasiado. Pero si su sueño no es del Señor, va a decolorarse. Si es de él, te va a estremecer y to seguirá estremeciendo hasta que hagas algo al respecto. Te ha dado esa certidumbre, un específico DNA que es solo para ti. Puedes confiar en su guía – y tú disciplina focalizada te ayudará a caminar al destino que él ha planeado para ti.

He visto tantos bloques comunes hacer tropezar a los más sinceros seguidores de Jesús.

Dolor. Mucha gente camina fuera de la fe para perseguir un anhelo dado por Dios, y ellos están devastados cuando no lo ven cumplirse. Puede ser una relación amorosa. Puede ser una mala experiencia con la iglesia. Sus emociones están dañadas profundamente, y parece que no pueden dejarlo pasar.

Miedo. Algunas personas están temerosas de caer, así que ellos no caminan fuera de su zona de confort. Quizás tropezaron de alguna manera pública, y la pena sobre de eso es mucha que no la pueden superar.

Entretenimiento. La generación actual ha sido llena de muchas cosas por las que no han trabajado. ¿Por qué deben aspirar a algo si sus papas siempre les dan todo? Ese tipo de set up es un matador de sueños o deseos. Hace descarrilar el enfoque del joven y su autodisciplina, y los pone en un camino de derrotas y desilusión.

Así que, ¿qué haces cuando Dios te ha llamado a perseguir tu más alto destino? - ¿y te caes rostro al piso? ¡TE LEVANTAS! Si crees que tienes el derecho de que Dios haga el trabajo por ti, no tendrás esa fuerza interna para perseverar. Tengo un mensaje para todas esas personas jóvenes: No todo lo que hagas va a ser brillante, y eso es parte del diseño de Dios.

Sobre todo, no temas a tus deseos. Dios tiene un destino para ti y solo para ti. Pero tú debes de perseguirlo para encontrarlo. “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.” (Mateo 7.7 RV).

Dios tiene instrucciones para todos los que quieren encontrar una vida abundante en El.

Dios en su palabra hace claro que la disciplina acompaña a la Fe. “Ve a la hormiga, oh perezoso, mira sus caminos, y sé sabio; la cual, no teniendo capitán, ni gobernador, ni señor, prepara en el verano su comida, y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento. Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño? Un poco de sueño, un poco de dormitar, y cruzar por un poco las manos para reposo; así vendrá tu necesidad como caminante, y tu pobreza como hombre armado.” (Proverbios 6.6-11).  La película aquí para el perezoso no es muy grata. Pero para el disciplinado, no hay escasez de los recursos del reino de Dios.

A la disciplina hay que añadir sabiduría. Quizás has escuchado la expresión, “No solo trabaje duro, sino trabaje con sabiduría.” Si Dios te ha llamado a ser un plomero, debes de querer hacerlo bien. Tu éxito puede llevar a contratar a otros, para empezar una franquicia, y expandirte como un árbol que da frutos. Conozco un adicto a la heroína que se liberó de su adicción e inicio una peluquería.  Empezó a contratar a otros ex adictos para que trabajaran para él, y ahora él es dueño de 4 peluquerías. Todas esas tiendas proveen empleo para hombres y mujeres que han sido restablecidos holísticamente a la vida abundante que Dios ha preparado para ellos.

Dios tiene instrucciones para cada uno, para encontrar la vida que él ha diseñado para nosotros. Síguelas y llegarás al destino que él tiene para ti. Ya no llevarás la vida que no deseas, sino que encontrarás la vida que Dios tiene para ti. La vida abundante no se marchita; estará ahí para levantarte cada mañana con gozo y lleno de esperanza. Y pasarás tu día amando a otros para llevarlos al destino que Dios ha preparado para ellos. ¡Esto es un sueño hecho realidad! Amen.