¿Qué es “La Fe” en Realidad?

Gary Wilkerson

A menudo, los creyentes no distinguen entre fe y 'La fe'. Puede que no suenen como cosas diferentes y muchos creyentes las tratan como si fueran lo mismo, pero en realidad no lo son. En las Escrituras, vemos una fe que cree que Dios responde las oraciones y que la presencia de Dios desciende sobre nosotros. Muchos de nosotros solo vivimos con este tipo de fe. “Tengo fe que habrá milagros y un avivamiento en nuestro país. Tengo fe para plantar una iglesia. Tengo fe para predicar la Palabra de Dios con poder y ver el evangelio esparcirse a nuevos lugares”.

Ahora bien, todas esas cosas son maravillosas. En el ministerio de Jesús, las personas acudían a él varias veces,le pedían sanidad y él les decía: “Tu fe te ha salvado” (ver Mateo 9:22, Marcos 10:52). Queremos ese tipo de fe en la iglesia. Es lo que sucede en nuestros corazones cuando dejamos que el Espíritu nos mueva y cuando creemos que Dios obrará en nuestras vidas o en las vidas de las personas que amamos. No hay nada malo con este tipo de fe.

'La Fe', sin embargo, también es muy poderosa, y sospecho que a veces se descuida en la iglesia.

A menudo, Hebreos 11 se lee como un mapa para creer en grandes cosas, el primer tipo de fe que mencioné. Sugiero que no es así. Abraham nunca dijo: “¿Sabes qué, Dios? Estoy cansado de estar en esta tierra. Yo creo que tú me vas a hacer padre de naciones y mi descendencia será tan numerosa como las estrellas”. Él no creía para nada de esto, pero Dios le habló: “Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré…” (Génesis 12:1-2).

Esa Palabra de Dios le dio a Abraham la fe para salir y obedecer. Tenía fe, 'La Fe', que Dios le había dado para obedecer a Dios. Si somos creyentes, se nos ha dado este regalo. Deberíamos volvernos a menudo a Dios con asombro por su santidad y bondad que hace posible tal fe. 'La fe' es nuestra confianza en lo que Jesús ha hecho por nosotros, nuestra disposición a ser movidos por él.