Nuestro Gozo Invencible

David Wilkerson (1931-2011)

Los que conocemos la justicia de Cristo no debemos vivir como los que no tienen esperanza. Hemos sido bendecidos tanto con el amor de Dios, como con el temor de Dios.

¿Qué quiere Dios que su pueblo sepa a la luz de esta verdad? Él lo dice todo en un versículo: “Ciertamente volverán los redimidos de Jehová; volverán a Sion cantando, y gozo perpetuo habrá sobre sus cabezas; tendrán gozo y alegría, y el dolor y el gemido huirán” (Isaías 51:11). En otras palabras: “Voy a tener un pueblo que regrese a mí con confianza, fe y seguridad. Ellos quitarán la vista de las condiciones que los rodean y recuperarán su canción de gozo”.

La voluntad de Dios para nosotros en los tiempos más oscuros y terribles es obtener su gozo y alegría. Incluso cuando vemos que el juicio cae a nuestro alrededor, debemos cantar y regocijarnos, no porque el juicio haya llegado sino a pesar de ello.

Isaías 51:11 comienza con una palabra hebrea que significa “A la luz de lo que acabo de decir”. ¿Qué acababa de decir el profeta? Le estaba hablando a Dios: “¿No eres tú el que secó el mar, las aguas del gran abismo; el que transformó en camino las profundidades del mar para que pasaran los redimidos?” (Isaías 51:10). Isaías le estaba recordando a Israel que Dios les había prometido y demostrado su pasión por salvarlos. Este versículo está diciendo: “Todavía soy el Señor, el Anciano de días, el hacedor de milagros. Mi brazo aún es fuerte para librarte”.

Luego, el gozo que experimentará el pueblo de Dios no será solo un domingo en la mañana, una semana o un mes. Es eterno y eso significa que continuará a través de los años, a través de tiempos difíciles, incluso hasta el final. Dios miró hacia abajo a través de las edades y dijo: “Voy a tener un pueblo que obtenga gozo y lo posea. Se apoderarán de él, y será de ellos”.

Finalmente, esto no significa que todo nuestro sufrimiento terminará. Significa que nuestra confianza en el Señor nos pondrá por encima de todo dolor y prueba. Si aceptamos esto, nada podrá robarnos nuestro gozo y alegría en Cristo.