Dios Responde en Exceso a la Oración

David Wilkerson (1931-2011)

Una de las frases más comunes que oímos en la iglesia es "¡Dios responde la oración!" Esa es sólo la mitad de la verdad. Toda la verdad es: “¡Dios responde en exceso a la oración!”

Oseas profetizó a Israel: “Vosotros os habéis descarriado, pero todavía sois pueblo de Dios” (ver Oseas 14:1). “Llevad con vosotros palabras de súplica, y volved a Jehová, y decidle: Quita toda iniquidad, y acepta el bien” (Oseas 14:2).

La oración de Israel fue sencilla. Todo lo que pidieron a Dios fue que les quitara sus pecados y los recibiera con gracia. "¡Señor ten piedad! Límpianos y recíbenos nuevamente en tu gracia”. Dios no sólo los limpió y los recibió bondadosamente; también añadió bendiciones más allá de la imaginación.

“Yo sanaré su rebelión, los amaré generosamente, porque mi ira se ha apartado de él. Seré como rocío para Israel; crecerá como el lirio, y extenderá sus raíces como el Líbano. Sus ramas se extenderán; Su hermosura será como la del olivo, y su fragancia como la del Líbano. Los que habitan bajo su sombra volverán; revivirán como el grano y crecerán como la vid. Su olor será como el del vino del Líbano” (Oseas 14:4-7).

El rocío del cielo es la presencia del Señor. Hasta ese momento había habido sequía; todo estaba muriendo porque perdieron el favor de Dios. Ahora, debido a un verdadero arrepentimiento y una oración sincera, Dios dijo que haría que la vida brotara por todas partes. Israel no sólo sería perdonado sino también vivificado. Se arraigarían bien, se extenderían y prosperarían.

Todo lo que pidieron fue misericordia, perdón y aceptación. En cambio, Dios abrió las ventanas de los cielos y derramó sobre ellos bendiciones que ni siquiera se atrevían a esperar. ¡Dios respondió en exceso a su oración!

Dios ha hecho lo mismo contigo. Cuando te arrepentiste, lo único que le pediste a Dios fue un corazón limpio, perdón y paz. Mira cómo te ha respondido en exceso. Él te dio un corazón hambriento y sediento de más de Jesús. Él te dio ojos para ver y oídos para oír. Él te ha protegido de Satanás e inundó tu alma de esperanza, gozo y alegría. Tú sólo pediste ser salvo y limpiado, pero Dios ha derramado sobre ti bendición tras bendición. ¡Él te ha respondido en demasía!